A dos horas en coche desde Riad, la capital de Arabia Saudita, hileras de paneles solares se extienden hasta el horizonte como olas en un océano. A pesar de tener reservas de petróleo casi ilimitadas, el reino está adoptando la energía solar y eólica, en parte en un intento por mantener una posición de liderazgo en la industria energética, que es vital para el país pero que está cambiando rápidamente.