El ecosistema de energía está en un punto de inflexión, avanzando hacia un futuro descarbonizado. Entre los factores que impulsan este fenómeno se encuentran nuevos participantes al mercado, la evolución de las políticas y los modelos regulatorios, y el foco de los inversores en un futuro más ecológico. Además, en el corazón de esta transición está el consumidor de energía.