"El modelo rentista petrolero se agotó y Venezuela debe buscar una alternativa de economía productiva". 
Fuente: Ambito Caracas -

Ese es el nuevo lema repetido casi a diario por el presidente Nicolás Maduro a un país que comenzó a exportar petróleo hace más de un siglo, durante el cual atravesó altas y bajas en el precio del barril. En la década pasada, Venezuela vivió el más prolongado y radiante boom petrolero, con un barril que superó los 100 dólares y que el fallecido mandatario Hugo Chávez atribuía al consenso logrado dentro de la OPEP para regular el bombeo de crudo. Ahora, con un barril apenas por encima de 20 dólares, Maduro y su Gobierno anuncian el fin del modelo rentista petrolero y la transición hacia otro desconocido. La encrucijada viene con escasez de alimentos y medicinas, pero más dramática es la falta de divisas para pagar las importaciones.

El año pasado, Maduro hizo insistentes llamados a la OPEP para organizar una cumbre en la cual discutir un plan que detuviera la caída de los precios, pero sus gestiones no dieron frutos mientras Arabia Saudita, el mayor productor del mundo, desplegaba una estrategia para sacar del mercado a los productores ineficientes y golpear a su rival regional, Irán. Maduro considera el desequilibrio del mercado producto de una estrategia de Estados Unidos para dañar a Rusia y Venezuela, inundando el mercado con el crudo producto del método de fractura hidráulica (fracking) de las rocas de lutitas. Venezuela, el quinto productor del mundo, tiene las mayores reservas de crudo, pero en su mayoría son de petróleo pesado, que requiere mayor inversión y tecnología para explotarlo. El ministro de Petróleo y Minería, Eulogio Del Pino, afirmó que el costo del barril de petróleo venezolano es de 13 dólares, que todavía daría margen para una renta considerable, pero sigue siendo una cifra que algunos ponen en duda. La nueva crisis del petróleo agarró a Venezuela con una economía atrapada en la estanflación. Además, un fondo de estabilización macroeconómica para momentos de crisis quedó en el olvido y las reservas internacionales están en un mínimo. Mientras el Fondo Monetario Internacional (FMI) estima que la inflación podría llegar este año al 700 por ciento, el país tiene pendientes pagos por la deuda externa por más de 10. 000 millones de dólares.