Ecuador enfrenta una crisis energética crítica, con un déficit de 1.080 megavatios, equivalente al 20% de su capacidad de generación. Esta situación se ha agravado por un fuerte estiaje, un aumento inesperado en la demanda y la falta de acción durante ocho años para incorporar nuevas fuentes de energía al sistema. Aunque las hidroeléctricas, especialmente Coca Codo Sinclair, han sido un baluarte en la generación de energía limpia y renovable, no existe una solución estructural para cerrar la brecha entre oferta y demanda.