Fuente: Rio Negro
Estados unidos teme el impacto de la caída del crudo en su economía. Las cifras redondas siempre son una buena excusa para una noticia. Este puede ser el caso: según un trabajo presentado por el especialista en energía Mark Harrington en la red social Oilpro, desde que arrancó la era del shale en Estados Unidos las 59 empresas petroleras independientes del país llevan invertidos un billón de dólares en gastos de capital. Sí, leyó bien, un billón. Es un número "uno" seguido de doce "ceros". Un millón de millones. La cifra no incluye los gastos administrativos, cuenta sólo el dinero enterrado en los yacimientos. Excluye también las inversiones de las compañías internacionales, o majors, como se las conoce en el sector, que llevarían ese número mucho más arriba. La cifra es interesante, porque el prototipo de empresa de exploración y explotación de hidrocarburos pequeña que se convirtió en una moda en Estados Unidos no existe en Argentina. Aquí todavía no surgió ninguna compañía privada al calor del shale: la novel aventura local tiene a la estatal YPF como cabeza del carro y detrás vienen los gigantes como Total, Shell o Exxon.
Entre las firmas que invirtieron ese monto de dinero se cuentan algunas que crecieron al calor de la nueva era petrolera como EOG o Chesapeake. Pero el artículo no habla precisamente de las bondades de la industria y sus gastos de capital, sino justamente de lo contrario. ¿Qué impacto tendrá el derrumbe de la actividad que se vaticina para el 2016 en la economía de Estados Unidos y en las finanzas de las empresas? El trabajo calcula que por cada dólar enterrado se generan otros tres para el resto de la economía. El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, rescató varias veces el impacto que el shale gas había tenido en la recuperación de la gigantesca económica de Estados Unidos después de la crisis del 2009. La caída del precio crudo hace prever un pronóstico complicado de cara al futuro. son las que se conocen como independientes, en general firmas pequeñas que nacieron en la última década al calor del shale.
Estados unidos teme el impacto de la caída del crudo en su economía. Las cifras redondas siempre son una buena excusa para una noticia. Este puede ser el caso: según un trabajo presentado por el especialista en energía Mark Harrington en la red social Oilpro, desde que arrancó la era del shale en Estados Unidos las 59 empresas petroleras independientes del país llevan invertidos un billón de dólares en gastos de capital. Sí, leyó bien, un billón. Es un número "uno" seguido de doce "ceros". Un millón de millones. La cifra no incluye los gastos administrativos, cuenta sólo el dinero enterrado en los yacimientos. Excluye también las inversiones de las compañías internacionales, o majors, como se las conoce en el sector, que llevarían ese número mucho más arriba. La cifra es interesante, porque el prototipo de empresa de exploración y explotación de hidrocarburos pequeña que se convirtió en una moda en Estados Unidos no existe en Argentina. Aquí todavía no surgió ninguna compañía privada al calor del shale: la novel aventura local tiene a la estatal YPF como cabeza del carro y detrás vienen los gigantes como Total, Shell o Exxon.
Entre las firmas que invirtieron ese monto de dinero se cuentan algunas que crecieron al calor de la nueva era petrolera como EOG o Chesapeake. Pero el artículo no habla precisamente de las bondades de la industria y sus gastos de capital, sino justamente de lo contrario. ¿Qué impacto tendrá el derrumbe de la actividad que se vaticina para el 2016 en la economía de Estados Unidos y en las finanzas de las empresas? El trabajo calcula que por cada dólar enterrado se generan otros tres para el resto de la economía. El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, rescató varias veces el impacto que el shale gas había tenido en la recuperación de la gigantesca económica de Estados Unidos después de la crisis del 2009. La caída del precio crudo hace prever un pronóstico complicado de cara al futuro. son las que se conocen como independientes, en general firmas pequeñas que nacieron en la última década al calor del shale.