La hoja de ruta que Colombia trazó para desarrollar su política de transición energética hacia las fuentes renovables es el indicado y el que debe seguir con toda confianza.
Fuente: Portafolio
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La razón: el estudio ‘Fomentando una Transición de Energía Eficiente’ desarrollado por Foro Económico Mundial (FEM) califica al país como uno de los de mejor desempeño en esta de conversión energética a nivel mundial.
 
La investigación, que adelantó el citado organismo multilateral y que salió a la luz pública ayer, describe una carta de navegación de siete pasos para que los países superen las barreras a la transición energética, “estos incluyen la identificación de campeones del sector energético influyentes, el establecimiento de una estructura operativa para impulsar la colaboración y la definición de hitos y planes de acción específicos”.
 
El estudio, además, no solo hace un corte de cuentas de cómo va el resto del mundo en el tema de la transición energética, sino que asimismo presenta el ‘Índice de Transición de Energía’ (ETI por sus siglas en inglés).
 
Esta clasificación compara los sistemas de energía de los países basados en un “triángulo energético”, compuesto por seguridad y acceso a la energía, desarrollo y crecimiento económico, sostenibilidad ambiental y qué tan bien están configurados para tener éxito en el futuro.
 
TRANSICIÓN CALIFICADA
 
En la referenciada lista, Colombia ocupa el puesto 34 de 115 naciones a las que el FEM les hizo seguimiento a sus políticas públicas de conversión energética en el último año, y que de paso fue calificado con un puntaje del 61%.
 
Los resultados de ETI reflejan además que a nivel de Latinoamérica, Colombia solo fue superada por Uruguay (67%), Costa Rica (64%) y Chile (63%). Y en el continente por Estados Unidos (63%).
 
Pero al mismo tiempo llama la atención que en el citado escalafón, Colombia se ubica por encima de Canadá (61%), México (60%), Perú (59%), Brasil (58%), Ecuador (57%), Paraguay (57%), Argentina (55%), Bolivia (50%) y Venezuela (39%).
 
Otro de los datos a resaltar dentro del índice es que Colombia fue calificada con un 71% en la variable que mide el rendimiento del sistema y con un 51% en la que registra el nivel de preparación para la transición.
 
El informe del FEM resalta también que, a pesar de la diversidad de los países con mejor desempeño en su combinación de energía primaria, sistemas y recursos, “todos comparten ciertas características, lo que demuestra una combinación de avances técnicos y una implementación y formulación de políticas efectivas”.
 
Y recalca que los países de todo el mundo están aumentando la proporción de energías renovables en sus combinaciones de energía.
 
“La mala noticia es que no lo están haciendo lo suficientemente rápido para cumplir con el objetivo del Acuerdo de París, para mantener el aumento de la temperatura promedio global en “muy por debajo” a los dos grados centígrados por encima de los niveles preindustriales, y lo más cerca posible a 1,5 grados centígrados.
 
OTROS ESTUDIOS
 
Pero no solo el citado estudio del FEM deja bien parado a Colombia con respecto a sus tareas con miras a la transición energética.
 
Una investigación similar reciente sobre transición energética desarrollado por el fondo francés de inversión Edmond de Rothschild (EdR), califica al país como uno de los que más ha avanzado en materia de conversión de energía en su matriz de generación.
 
Según el índice de calificación de este estudio, la lista la encabezan Suiza, Colombia y Suecia, en su orden, como los tres países que más adelantos registraron en su políticas de sostenibilidad y transición desde el 2017 a la fecha.
 
“Aunque Suiza, Colombia y Suecia proporcionan los recursos para las energías renovables (parques eólicos y granjas solares), las regulaciones implementadas por políticas públicas han jugado un papel importante”, resalta EdR en su estudio.
 
A renglón seguido, la investigación subraya que las tareas para la transición han sido con normas como los subsidios a la energía renovable o exenciones fiscales; medidas de apoyo a largo plazo para empresas que buscan innovar en energías renovables y eficiencia energética; programas extensos de investigación y desarrollo; y la inclusión de las autoridades locales, empresas y hogares para una aplicación más efectiva de las medidas.