El Gobierno costarricense lidera en planes de descarbonización en la región y quiere ser el primero a nivel mundial en abolir combustibles fósiles en su territorio nacional. Las metas de "limpiar" su matriz eléctrica fueron claras en los últimos años, pero la nueva administración va más allá y buscan llevar a cero las emisiones de carbono.
Fuente: Energía Estratégica
   
La semana pasada asumió un nuevo Gobierno nacional en Costa Rica. El presidente electo, en la ceremonia de traspaso de mando, anunció que llevará a cabo la “hermosa tarea” de eliminar los combustibles fósiles de su país.
 
“La descarbonización es la gran tarea de nuestra generación y Costa Rica debe estar entre los primeros países del mundo en lograrlo, si es que no es el primero“, dijo el excelentísimo presidente de Costa Rica, Carlos Andrés Alvarado Quesada.
 
Hay que recordar que Costa Rica ya genera más del 99% de su electricidad utilizando fuentes de energía renovables, por lo que la meta parece aún más cercana. Durante el 2015 y por 285 días, Costa Rica logró que el 100% de la energía eléctrica se produzca con fuentes renovables. Esa experiencia se replicó hacia 2016, reduciendo la cifra mínimamente a 271 días pero manteniendo alto el promedio de los últimos años. Y finalmente en 2017, por 300 días consecutivos se superó cualquier previsión.
 
“Hoy hemos logrado desarrollar un mix energético envidiable a nivel mundial. Geotermia, eólica, biomasa con bagazo de caña, solar, son la fuentes que nos permiten contar con casi el 100% de electricidad renovable, una cobertura eléctrica del 99,6% y recurso humano altamente capacitado en generación renovable”, dijo a Energía Estratégica Roberto Quirós Balma, referente en movilidad eléctrica de Costa Rica.
 
El trabajo de liderar en el cumplimiento de los compromisos asumidos en el acuerdo de París sobre cambio climático implica mucho más que la incorporación de generación renovable en la matriz eléctrica nacional. Sin embargo, Roberto Quirós Balma enfatizó que “con todos aquellos elementos no hay razón para seguir dependiendo de combustibles fósiles en el transporte”, que sería el siguiente aspecto sobre cuál trabajar.
 
Al respecto, Carlos Alvarado Quesada a principio de este año ya habría prometido que en su gestión eliminaría el transporte con gasolina y diesel para 2021, año de su bicentenario.
 
“Cuando alcancemos los 200 años de vida independiente llevaremos a Costa Rica adelante y celebraremos que hemos eliminado la gasolina y el diesel de nuestro transporte”, dijo Carlos Alvarado en un discurso aun en campaña.
 
Aquella es una meta que ningún otra Nación ha alcanzado. Otros países, potencias en el mundo y de los principales responsables de las emisiones de carbono, tales como China e India ya habrían iniciado políticas para prohibir en su territorio nacional la venta de automóviles a combustible, pero nada se dijo sobre la compra y venta de unidades usadas alimentadas por combustibles o de sacar de las calles a vehículos que emiten carbono.
 
Si bien Costa Rica tiene una política ambiciosa, mantiene una mirada optimista que los podría acercar rápidamente a los objetivos que se plantean.
 
“La ciudadanía junto al gobierno puede hacer los cambios necesarios para que en un plazo razonable se logre abolir el consumo de combustibles fósiles. Pero tenemos que creérnoslo como sociedad”, aclaró Roberto Quirós Balma, quien desde hace más de 10 años colabora en el desarrollo de la movilidad eléctrica en Costa Rica.
 
El país tiene políticas de estado importantes que tienen sustento en los trabajos que se realizaron los últimos años. El primer Programa País de Carbono Neutralidad 1.0, que data del 2012, fue impulsado por la entonces presidenta Laura Chinchilla y consolidó una base importante para la dirigir los esfuerzos del país en la eliminación del carbono.
 
Una actualización de aquel primer programa se llevó a cabo el año pasado. El Programa País de Carbono Neutralidad 2.0, afinó detalles de lo que se desarrolló en la versión del 2012 y ahora el nuevo Gobierno se plantea trabajar sobre nuevos plazos para el cumplimiento de los compromisos.
 
La última cifra estimaba que la descarbonización se podría llevar a cabo en el 2085. Sin embargo, las intenciones del nuevo Presidente serían trabajar para acercarse a la meta del 100% al 2035 y tener resultados visibles al 2021.