Ahora, el panorama internacional de precios ha mejorado, pero la supervivencia de la economía ecuatoriana sigue conectada a una máquina de endeudamiento.
Fuente: Expreso
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Como si hubiera escuchado los deseos de la economía ecuatoriana, el petróleo ha iniciado el año con una subida de precios que dejó la cotización el viernes a 61,44 dólares. Esta subida, en realidad, es fruto de una recuperación pasito a pasito desde que se alcanzara el mínimo histórico de los últimos años en febrero de 2016. El barril de Texas (WTI), referente para Ecuador, se vendía por tan solo 26,21 dólares y la economía agonizaba por la merma de ingresos petroleros.
 
Ahora, el panorama internacional de precios ha mejorado, pero la supervivencia de la economía ecuatoriana sigue conectada a una máquina de endeudamiento.
 
Para los analistas económicos, el razonamiento entre la mejora del petróleo y la bonanza económica no puede ser tan lineal. Sin embargo, cuando las cosas comenzaban a ir mal, entre 2014 y 2015, la caída del precio del crudo era la justificación principal del entonces presidente Rafael Correa.
 
Desde que empezaron a bajar los precios en 2014, el Gobierno ha ido presupuestando unos ingresos menores por este rubro, hasta el punto de que, pecando de prudencia, la realidad siembre ha resultado mejor que lo planificado. Salvo en 2015 (no se predijo un desplome tan abultado de precios), en todas las proformas se ha considerado un precio de petróleo referencial para calcular los ingresos que después ha sido superado por la cotización promedio anual.
 
Si este margen de ganancia no se ha sentido en las arcas del Estado o en el desempeño de la economía (que ha ido endeudándose más y más) es, comentan los analistas, por asunto de gastos. Para Francisco Swett, exministro de Finanzas, el presupuesto ejecutado siempre resultaba mayor a la proforma. Cuestiona, sobre todo, que las dos partidas que no dejaron de crecer fueran las de gasto corriente. Y recuerda que solo en dos momentos en Ecuador, en los años 70 y de 2000 a 2001, el Gobierno de turno decidió conformar fondos de ahorros cuando el petróleo superaba las expectativas. Y Swett sentencia: un petróleo a 60 dólares no será suficiente para una economía que sigue el modelo de Correa. Se necesitaría un barril a 100 dólares para percibir una mayor bonanza.
 
Fausto Ortiz, exministro de Finanzas, también se apega a los demás gastos aparejados a un aumento del precio del crudo. Entre otros, el costo de los subsidios de combustible. No todo el incremento que se registra, comenta, llega al Fisco. A ello, hay que considerar además las inversiones que necesita Petroecuador, los pagos pendientes o el mantenimiento de pozos que, al final, merman el impacto del incremento.