LA NACION
La desaparición del submarino ARA San Juan -que se suma al incendio del rompehielos Irízar, cuya reconstrucción ya costó más que la compra de un buque nuevo; al hundimiento en 2013 del destructor Santísima Trinidad en la misma base naval de Puerto Belgrano, entre otros accidentes- podría ser una consecuencia más de la escasa inversión de la Argentina en defensa. El país es, después de Venezuela, el que menos fondos destina a gastos militares de toda Sudamérica, según surge de datos relevados por el Stockholm International Peace Research Institute (Sipri), una organización especializada en la materia.
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La desaparición del submarino ARA San Juan -que se suma al incendio del rompehielos Irízar, cuya reconstrucción ya costó más que la compra de un buque nuevo; al hundimiento en 2013 del destructor Santísima Trinidad en la misma base naval de Puerto Belgrano, entre otros accidentes- podría ser una consecuencia más de la escasa inversión de la Argentina en defensa. El país es, después de Venezuela, el que menos fondos destina a gastos militares de toda Sudamérica, según surge de datos relevados por el Stockholm International Peace Research Institute (Sipri), una organización especializada en la materia.
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