La demanda mundial de energía creció tan solo un 1 por ciento en 2016, siendo el petróleo, el carbón y el gas natural -por este orden- las principales fuentes de energía que alimentaron la economía mundial. 
TNS LATAM
 
En conjunto, representaron el 85 por ciento del consumo mundial energético el pasado año. Mientras que la participación de estos tres combustibles en el consumo de los países miembros de la UE (UE-28) fue del 76 por ciento, el carbón se convirtió en la principal fuente de energía consumida en China e India. Ambos países fueron responsables del 62 por ciento del consumo mundial de carbón. Suscríbete a la última edición de elEconomista Energía.
 
Por su parte, la demanda mundial de productos de refino aumentó de 96,1 millones de barriles al día a 96,5 millones en 2016. Aunque el mercado europeo sigue descendiendo, continúa siendo el segundo más grande del mundo, con una cuota del 15 por ciento, por detrás de América del Norte, que representa el 25 por ciento. China, Oriente Medio y África registran un crecimiento continuo en la demanda de este tipo de productos.
 
Si comparamos el rendimiento de las refinerías a nivel mundial con la demanda de productos derivados del petróleo, la mayoría de las regiones dependen de las importaciones para cumplir con la demanda de mercado, a excepción de Rusia, que al tener una balanza comercial positiva, le proporciona un papel clave en el suministro de la demanda de otras regiones.
 
Estos son algunos de los datos del 'Informe Estadístico 2017' elaborado por FuelsEurope, que incluye estadísticas sobre la industria del refino y datos diversos sobre la situación global de los mercados energéticos, la demanda de productos petroleros, los flujos comerciales, etc. Según el estudio, la demanda total de petróleo en la UE-28 ascendió a 626,1 millones de toneladas en 2016, lo que representa un ligero aumento de cerca del 1 por ciento en comparación con 2015. La mayoría de los Estados miembros de la UE registraron un aumento en la demanda de petróleo. La mayor subida se produjo en Eslovaquia (5%) y Polonia (3,5%), mientras que la mayor caída se registró en la República Checa (-5%) y Hungría (-3,7%).
 
Desequilibrio de la demanda El informe indica que, desde 2009, se ha producido una tendencia a la baja de la demanda de productos derivados del petróleo en este continente. En los últimos siete años, la demanda cayó en más del 8 por ciento debido, sobre todo, al descenso del consumo de fuel oil y gasolina, a pesar de que los combustibles para el transporte siguen representando la mayor parte de la producción de las refinerías europeas, especialmente de diésel.
 
La tendencia hacia la 'dieselización', incentivada por unos impuestos favorables, ha contribuido a un cambio en la estructura de demanda del combustible por carretera en la mayoría de los Estados miembros en los últimos 25 años, dando lugar a una importante caída de la demanda de gasolina, así como a una escasez en la producción de diésel en la UE.
 
Por otro lado, la UE se enfrenta a una capacidad de producción excesiva de gasolina y, sin embargo, no puede satisfacer la demanda regional de diésel y combustible para aviones. Los principales flujos comerciales hacia y desde la UE son el resultado de un desequilibrio de la demanda de gasolina/diésel en Europa. Por este motivo, el exceso de producción de gasolina necesita ser exportado, mientras que, para cumplir con la demanda de diésel y combustible para aviones, Europa se ha vuelto muy dependiente de países como Rusia, Oriente Medio y Estados Unidos. América del Norte fue, en su día, el mercado tradicional para exportar el excedente de gasolina europeo; si embargo, la revolución del petróleo de esquisto ha permitido a las empresas de refino estadounidenses aumentar el suministro interno y ha obligado a las empresas de refino europeas a buscar otros mercados, principalmente África y Asia.
 
En el caso de los combustibles marinos, la demanda global se encuentra principalmente en el fuel oil (84%), mientras que el gasoil solo representa el 16% del mercado. El nuevo límite sobre el contenido de azufre de este tipo de combustibles, establecido en el 0,5% en 2020 por la Organización Marítima Internacionl (OMI), podría cambiar drásticamente el mercado, con una demanda masiva de destilados bajos en azufre, que requiere inversiones por parte de las refinerías.
 
Por otro lado, la emisión de partículas contaminantes en la UE se ha reducido un 60% gracias al uso de combustibles diésel más limpios, motores más avanzados y un efectivo control tecnológico de las emisiones, resultado de las diferentes alianzas entre las industrias del refino y del automóvil. Europa, junto a EEUU, Canadá, Japón, Australia, Chile y Colombia son los países que aplican los límites de diésel más bajos en azufre del mundo (10-15 partes por millón). En el caso de la gasolina, los límites de azufre establecidos a nivel mundial son, como máximo, 10 partes por millón.
 
Situación del refino La capacidad mundial de refino se ha mantenido prácticamente constante en 2016, con un crecimiento del 0,5 por ciento respecto al año anterior, según datos de FuelsEurope. Por zonas geográficas Asia Pacífico, con un 33,7%, y América del Norte, con un 22,7%, concentran más de la mitad de la capacidad de refino. En tercera posición está la zona de Europa y Eurasia (excluida Rusia), a pesar de haber disminuido del 17,7% en 2015 al 17,3% en 2016. Para el período 2016-2040, el informe estima que las refinerías invertirán más de 1.500 billones de dólares a nivel global, de los que cerca de 900.000 millones se destinarán a tareas de mantenimiento y cambio de la capacidad y alrededor de 265.000 millones irán a proyectos existentes.
 
Desde 2009 se han cerrado en Europa un total de 16 refinerías de casi el centenar que operaban en el continente. Según el informe, la capacidad de refino de las 82 refinerías operativas a finales de 2016 fue de 704 millones de toneladas anuales, lo que supone una caída de unos 70 millones de toneladas desde 2010. Entre 2007 y 2014, la tasa de utilización de las refinerías de la UE disminuyó del 87 al 78 por ciento. A partir de 2015, se observó un cambio de tendencia, donde el porcentaje de utilización subió hasta el 85 por ciento. Por otro lado, el sector del refino en la UE está estrechamente integrado con el sector petroquímico. Gran parte de la materia prima de la industria petroquímica se basa en productos refinados, tales como nafta y gases del petróleo.
 
Respecto al tema emisiones, el suministro de energía y la industria representaron casi el 40 por ciento de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) en la UE en 2014. Por su parte, las emisiones de CO2 también han disminuido desde 2007. En el caso del sector industrial, se encuentran entre un 30 y un 38 por ciento por debajo de los niveles de 1990. En 2014, la UE representó el 9,6 por ciento de las emisiones mundiales de CO2 y se espera que represente solo el 5,4 por ciento para 2040.
 
El informe también señala que, desde 2009, la industria en EEUU ganó una gran ventaja sobre la europea debido al shale oil. Los precios en Reino Unido en 2015 duplicaron el precio medio del gas en EEUU. En los últimos años, la industria estadounidense tiene una gran ventaja competitiva por los bajos precios de la electricidad. Mientras que la industria europea se enfrentó a un aumento del precio de la energía del 80% entre 2005 y 2014, el precio de la electricidad para la industria estadounidense solo aumentó en un 20% durante el mismo período. Sin embargo, desde mediados de 2014, los precios de la electricidad en la UE cayeron por los bajos precios del crudo y del gas y la diferencia con las refinerías estadounidenses se ha reducido significativamente.