La normativa anticontaminación cada vez más estricta, los escándalos y la amenaza de prohibición en las grandes ciudades están condenando a los vehículos a diésel a una “lenta agonía”, apuntan los expertos.
FUENTE. LOS TIEMPOS

El Salón del Automóvil de Fráncfort, que abre sus puertas al público el martes, estuvo marcado en 2015, en su última edición, por el llamado ‘dieselgate’, el escándalo de los motores diésel de Volkswagen que estaban trucados para fingir que contaminaban menos. Dos años más tarde, el sector del automóvil ha cambiado totalmente y los motores diésel han perdido el protagonismo que tenían, sobre todo en Europa, por la pérdida de confianza de los consumidores.

“Desde hace varios meses, estamos viendo una clara caída de las ventas de vehículos a diésel en los grandes mercados europeos que son Francia y Alemania”, explica a la AFP Stefan Bratzel, director del Center of Automotive Management (CAM). En Francia, por primera vez desde el año 2000, las ventas de coches nuevos diésel a particulares han caído en lo que va de 2017 por debajo del 50% (47,8%), a pesar de que todavía disfrutan de algunos beneficios fiscales. En Alemania la caída también ha sido importante y en agosto las ventas de motorizaciones diésel representaban un 37,7% del total frente al 45,3% de un año antes. Durante años, los gobiernos favorecieron la compra de coches diésel en nombre de la lucha contra las emisiones de CO2 y los fabricantes también invirtieron masivamente en esta tecnología.

Pero el escándalo de Volkswagen puso al descubierto una industria que en algunos casos decidió hacer trampa para incumplir las normas de emisiones de óxidos de nitrógeno (NOx), nocivos para la salud. En Francia, los test publicados por el Gobierno en 2016 pusieron al descubierto que en algunos casos se superaba hasta 10 veces el límite permitido.

En paralelo la justicia francesa está investigando a cuatro constructores (Volkswagen, Renault, Fiat-Chrysler y PSA) por su “estrategia fraudulenta”, según el periódico Le Monde. Nueva normativa La nueva normativa europea que entró en vigor el 1 de septiembre regula las emisiones contaminantes de manera mucho más estricta, lo que obligará a los fabricantes a invertir todavía más. “Sabemos cómo descontaminar un motor diésel, convertirlo en limpio (...) pero eso tiene un coste”, explica Patrick Koller, el director general de Faurecia, una compañía de equipamiento para el automóvil. Marc Mechai, de la consultora Accenture, evalúa ese coste en 1.500 euros (1.800 dólares) por vehículo, demasiado elevado, según él, para vehículos de menos de 20.000 euros (24.000 dólares). Además el precio del diésel se acerca cada vez más al de la gasolina, lo que “ya no será competitivo o únicamente si se recorren muchos kilómetros.