El Acuerdo de París, del que Trump se retira, contempla que los países aumenten sus esfuerzos de reducción de gases de efecto invernadero.
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El Acuerdo de París, que se cerró en diciembre de 2015 y que se empezará a aplicar a partir de 2020, no necesitaba líderes dubitativos o escépticos ahora. Sino todo lo contrario. El pacto tenía el gran mérito de haber involucrado a todos los países, a diferencia del Protocolo de Kioto, que, tras la salida de EE UU a principios de siglo, solo cubrió con objetivos de reducciones algo más del 10% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. Pero los recortes de CO2 contemplados en el nuevo Acuerdo de París no bastaban. Por eso el pacto preveía que se aumentaran progresivamente. Donald Trump no solo no está dispuesto a incrementar los compromisos; ni siquiera quiere cumplir con lo que se acordó en 2015.

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