De día se revela el complejo industrial, tan grande como 72 canchas de fútbol y con un cerebro central: la sala de control centralizado. “La operación de las plantas de proceso demanda el monitoreo constante de todas las variables del proceso. Esto implica controlar temperatura, nivel y flujos, de acuerdo a las cargas y objetivos que tenemos en cada unidad”, detalla el supervisor Alejandro Ferry.