“Hoy importamos crudo, refinamos, lo volcamos al mercado interno y ahí se acabó el negocio de ANCAP. Ahora nosotros vamos a pasar a ser exportadores de sintéticos a base de hidrógeno. Agarramos una caldera en la planta de bioetanol de Paysandú que trabaja con biomasa de pino, la empresa adjudicataria captura las emisiones, se genera hidrógeno y se transforma en combustible de aviación para exportar.