Las obras tienen una extraordinaria importancia económica, por la generación de un 10 por ciento más de energía para la hidroeléctrica, con sus consiguientes efectos positivos para Paraguay y Argentina, y reata la posibilidad de una vida mejor para miles de personas, tanto de Ayolas, Paraguay, como de Ituzaingó, Argentina. Es bueno señalar que este tipo de realizaciones posibilita generar más electricidad y, sobre todo, enciende las esperanzas de mucha gente necesitada de una vida mejor.
Con la presencia del vicepresidente, Pedro Alliana y de las autoridades paraguayas y argentinas de la EBY se impulsó el “Reinicio de los trabajos del proyecto Aña Cuá, destinados a la ejecución de la obra civil y de los componentes electromecánicos correspondientes a la ampliación de la Central”, como se denominó oficialmente el acontecimiento.
En el acto, el representante del Poder Ejecutivo paraguayo explicó en pocas palabras la transcendencia del momento que estaban viviendo: “¿Por qué esta obra importa tanto? Porque Aña Cuá es más que energía: es un símbolo de futuro. Con esta ampliación, Yacyretá sumará más de 270 megavatios de energía limpia, lo que representa un 10 % más de energía y permitirá que ingresen alrededor de 53 millones de dólares más por año, en recursos que se traducen en más oportunidades y más desarrollo”.
En medio de paraguayos y argentinos, el vicepresidente insistió en que la reactivación de las obras que se estaban reanudando significaba “un sueño que vuelve a ponerse en marcha”. Esto porque la construcción implicaba la generación de 1.000 nuevos puestos de trabajo genuino, 500 para paraguayos y otros tantos para argentinos.
La prosecución de los trabajos se debió en gran medida a gestiones realizadas por el presidente de la república Santiago Peña. Cuando estuvo en Italia recientemente, se reunió con los directivos de más alto nivel de la empresa Webuild, una de las entidades empresariales que junto con la firma paraguaya Tecnoedil y la argentina Rovella Carranza construyen la ampliación de la hidroeléctrica. En la ocasión ayudó a destrabar algunos problemas que estaban dificultando el reinicio de la construcción de la obra que ya tenía la aprobación de las autoridades de la binacional, pero se estaban demorando por falta de algunos acuerdos de orden práctico.
La continuación de los trabajos en la zona de Aña Cuá se ha logrado luego de más de tres meses que la entidad binacional haya decidido proseguir con las tareas y la seguridad de que hay dinero suficiente para financiarlas. Aunque subsiste el temor de que en algún momento puedan volver a paralizarse debido a situaciones políticas del vecino país, existe también la seguridad de que el gobierno argentino ha tomado la decisión firme de concluir las obras debido a la inmensa contribución que hará a la generación de electricidad y otros beneficios conexos que le resultan casi imprescindibles.
A esto hay que agregar que el gobierno paraguayo está decidido a empujar con los medios políticos y económicos que tiene para que Aña Cuá sea una pronta realidad. No hay que olvidar que la entidad pudo reordenar la situación económico-financiera y reactivar sus proyectos mediante la firma del acuerdo realizado entre los entonces presidentes Horacio Cartes, de Paraguay, y Mauricio Macri, de Argentina, en mayo del 2017. Con esa decisión binacional se ha dado el empujón definitivo para que la hidroeléctrica genere no solo electricidad y beneficios económicos para ambas naciones sino también la tranquilidad de que juntos se puede construir un destino mejor para millones de paraguayos y argentinos.
Si dos naciones vecinas pueden trabajar y producir juntos es mucho más ventajoso que el que cada una vaya por su lado, sin un rumbo muy claro y el desacuerdo del limítrofe. Porque con la construcción de Aña Cuá, y la producción de más energía, millones de paraguayos y argentinos podrán estar mejor y avanzar en sus proyectos de vida.
Fuente: La Nacion
