El Ecuador se enfrenta a desafíos energéticos que requieren modernización tecnológica, inversión y un enfoque en la eficiencia.
Uno de los principales desafíos que deberá afrontar el próximo presidente de Ecuador será reconfigurar la matriz energética hacia un modelo resiliente, diversificado y sostenible. La razón: los ecuatorianos sufrieron las consecuencias de un sistema de generación que expuso la vulnerabilidad de un modelo dependiente del petróleo y las hidroeléctricas.

La dependencia del crudo, además de insostenible por su impacto ambiental, se contradice con los compromisos globales de transición hacia energías limpias. Además es altamente volátil por las fluctuaciones del mercado internacional. De forma paralela, solo confiar en la energía hidroeléctrica, aunque renovable, demostró ser insuficiente. Los fenómenos climáticos extremos, como las prolongadas sequías o el fenómeno de El Niño, afectaron considerablemente la capacidad de generación.

En este contexto, Rubén Hidalgo, investigador en electrificación de comunidades aisladas y eficiencia energética; Luis Ugarte, experto en movilidad eléctrica y fuentes renovables; y Jocelyne Salgado, especialista en sistemas de gestión de energía y optimización de potencia, de la Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol), analizaron las fallas estructurales del sector energético.

De izq. a der.: Rubén Hidalgo, Luis Ugarte y Joselyn Salgado, especialistas en sector eléctrico de Ecuador. Para los tres expertos es crucial aprender de los errores del pasado. Las decisiones energéticas priorizaron la capacidad instalada sin prever los riesgos asociados a la falta de diversificación. Por ello, proponen un nuevo diseño de la matriz energética que sea flexible y capaz de adaptarse a circunstancias imprevistas, minimizando así los riesgos. A continuación se detallan los desafíos en materia energética y las soluciones propuestas por estos especialistas.

Modernización y eficiencia de la red eléctrica Avanzar hacia una red inteligente permitirá optimizar el flujo de energía, reducir pérdidas, gestionar la demanda en tiempo real e integrar múltiples fuentes de generación renovable. Paralelamente es indispensable priorizar la eficiencia energética.

Propuestas de solución:

Mejorar la red eléctrica con tecnología avanzada y garantizar capacitación continua del personal encargado de operar y mantener estas redes inteligentes. Implementar programas en los sectores industrial, de transporte y residencial para reducir la demanda, aliviar la presión sobre el sistema eléctrico y extender la vida útil de las infraestructuras existentes, evitando así grandes inversiones en nuevas capacidades de generación. Incorporar previsiones realistas de demanda y los efectos del cambio climático en la planificación del sistema energético. Desarrollar un marco regulatorio que promueva inversiones sostenibles y la innovación tecnológica, incluyendo incentivos fiscales, financiamiento claro para energías renovables y la promoción de alianzas público-privadas. Introducir sistemas de medición inteligente para monitorear el consumo en tiempo real, detectar fugas o ineficiencias. Ajustar la distribución de energía de forma más precisa, evitando sobrecargas y pérdidas. Implementar auditorías en sectores de alto consumo para identificar oportunidades de mejora, optimizar procesos con tecnologías eficientes y proponer soluciones ajustadas a las necesidades locales. Esto debe ser acompañado por políticas públicas y financiamiento que promuevan la eficiencia energética.

Energías renovables Ecuador enfrenta desafíos en la generación, transmisión y distribución de energía eléctrica. La fuerte dependencia de las hidroeléctricas hace que el sistema sea vulnerable a fenómenos climáticos, como las sequías, que reducen los caudales de agua y limitan el suministro energético. En 2024 se vivieron interrupciones debido a la histórica disminución de caudales en las hidroeléctricas del país.

En enero de 2024, el Gobierno presentó el Mapa Solar del Ecuador, destacando siete proyectos fotovoltaicos que añadirán 1.5 GW de potencia instalada, además del Proyecto Villonaco III, que aportará 110 MW a partir del 2027. A esto se suma el potencial geotérmico del país, con proyectos como Chachimbiro, financiado por Japón, que generará 50 MW.

Propuestas de solución:

Aumentar las inversiones en energías renovables no convencionales, principalmente en solar y eólica, aprovechando el potencial en zonas como Manabí, Santa Elena, Loja y la costa del país. Aprovechar la biomasa y el biogás para generar energía usando desechos agrícolas, agroindustriales y urbanos, fomentando una economía circular y abordando problemas ambientales. Potenciar la energía geotérmica, aprovechando la ubicación volcánica del país para ofrecer una fuente constante de generación base, clave para estabilizar el sistema eléctrico. Desarrollar tecnologías de almacenamiento de energía, como baterías de gran escala, para manejar la intermitencia de las fuentes renovables y garantizar un suministro estable. Además, fomentar el uso de microrredes para que comunidades rurales generen y consuman su energía. Microredes y sistemas de generación distribuida, que permitan a las comunidades rurales y aisladas generar y consumir su propia energía, reduciendo la dependencia de las grandes redes nacionales y mejorando la resiliencia del sistema. PUBLICIDAD

Pérdidas en transmisión y distribución Las pérdidas técnicas y no técnicas en las redes de transmisión y distribución son un problema importante para la eficiencia del sistema eléctrico en Ecuador. Las pérdidas técnicas provienen de la antigüedad de los equipos y el diseño ineficiente de la infraestructura. Mientras tanto, las pérdidas no técnicas incluyen el robo de energía, fraudes y problemas de facturación, especialmente en asentamientos irregulares donde la falta de servicios básicos contribuye a la problemática.

Propuestas de solución:

Inversiones sostenidas en modernización de infraestructuras, tanto en las redes de transmisión como de distribución, mediante el uso de redes inteligentes y sistemas de monitoreo en tiempo real para reducir las pérdidas. Combate al hurto de energía y regularización de asentamientos con medidas que aseguren el acceso formal al suministro eléctrico, junto a campañas de concienciación sobre el consumo autorizado. PUBLICIDAD

Acceso limitado a la electricidad en zonas rurales Aunque Ecuador tiene una cobertura eléctrica del 98%, las zonas rurales y aisladas, como la Amazonía y el Golfo de Guayaquil, aún carecen de acceso a servicios básicos de energía. Estas áreas dependen de generadores diésel que, además de ser costosos, emiten contaminantes que afectan la salud de los habitantes.

Propuestas de solución:

Ampliar los proyectos de electrificación basados en energías renovables, como la solar y la eólica, para llevar electricidad limpia y segura a las comunidades rurales. Capacitar a las comunidades en el uso y mantenimiento de sistemas de generación renovables, para asegurar la sostenibilidad de los proyectos a largo plazo. Vulnerabilidad de la infraestructura ante desastres naturales Ecuador es un país geográficamente vulnerable a terremotos, inundaciones y deslizamientos de tierra, lo que afecta tanto a las redes de transmisión como a las plantas generadoras, comprometiendo el suministro eléctrico en momentos críticos.

Propuestas de solución:

Elaborar políticas de gestión de riesgos en el sector eléctrico que consideren la prevención, la resiliencia y la rápida recuperación ante eventos naturales. Fortalecer la infraestructura energética para hacerla más resistente a fenómenos climáticos y desastres naturales, garantizando un suministro continuo. Cambio en la cultura de consumo El éxito de la transición energética en Ecuador depende de la participación activa de todos los sectores de la sociedad. Para ello, es clave fomentar el uso eficiente de la energía y la adopción de tecnologías limpias.

Propuestas de solución:

Implementar programas educativos y campañas de concienciación para promover el uso de tecnologías eficientes, como electrodomésticos de bajo consumo y sistemas de iluminación LED, tanto en hogares como en empresas. Establecer normativas estrictas para asegurar la eficiencia energética en la construcción de edificios, promoviendo el uso de materiales térmicamente eficientes y prácticas de construcción sostenible.

Fuente: El Comercio