El reciente informe sobre la infraestructura portuaria de Magallanes, en el contexto del desarrollo de la prometedora industria del hidrógeno verde (H2V), deja al descubierto una dura realidad: nuestra región no está preparada para enfrentar los desafíos logísticos que esta revolución energética exige.
La falta de sitios de atraque, capacidad de calado y planificación estratégica en los terminales de Mardones y Laredo no sólo retrasaría las operaciones, sino que amenaza con hacer inviable un sector que podría posicionar a Chile como líder mundial en energías limpias.

La cifra es impactante: con la actual infraestructura portuaria, la descarga de los aerogeneradores necesarios para los proyectos de H2V tomaría 17 años. Así lo calculó la Asociación de Hidrógeno Verde y sus Derivados de Magallanes (H2V Magallanes) en un informe al cual tuvo acceso este medio y que se difundió en nuestra edición dominical.

Este dato no sólo revela la gravedad del problema, sino que también resalta la desconexión entre la ambición de transformar a Magallanes en un epicentro del hidrógeno verde y la falta de inversiones en infraestructura crítica. La ubicación de los terminales estatales, cercanos a la Costanera y la Ruta 9, dificulta además el tránsito de los camiones encargados de movilizar los gigantescos componentes necesarios para las plantas.

Frente a este panorama, la propuesta de H2V Magallanes es que la infraestructura estatal existente debe ser ampliada y potenciada, pero que, a la vez, se tiene que dar paso al desarrollo de tres puertos privados de uso compartido en ubicaciones complementarias a los recintos de la Epa y de Enap. Esto surge como una solución pragmática y necesaria. Estos nuevos puertos permitirían descentralizar las operaciones, reducir los tiempos de espera y evitar el colapso de la infraestructura vial urbana, lo que beneficiaría no sólo a la industria, sino también a la comunidad local.

Importante es insistir en que el desarrollo de puertos privados no debe ser visto como un reemplazo de la inversión estatal, sino como un complemento. Es esencial que el Estado cumpla su rol de coordinador estratégico, asegurando que estas iniciativas privadas estén alineadas con un plan de desarrollo regional que priorice el bienestar de la comunidad y la protección del entorno natural.

La industria del hidrógeno verde representa una oportunidad histórica para Magallanes tanto por su potencial económico como porque podría convertir a la región en un modelo de desarrollo sostenible y transición energética. Pero esta oportunidad no será aprovechada si no se resuelven las limitaciones logísticas que, hoy por hoy, nos tienen al borde de un cuello de botella.

Es urgente que las autoridades regionales y nacionales actúen con decisión y visión de futuro, promoviendo un plan de inversiones en infraestructura portuaria que permita cumplir con los plazos y estándares exigidos por la industria del H2V. Magallanes no puede darse el lujo de quedarse atrás en esta carrera global. Lo que está en juego no es sólo el éxito de un sector económico, sino el futuro mismo de nuestra región como líder en energías limpias.

Fuente: La Prensa Austral