Brasil, con su matriz eléctrica predominante en fuentes renovables como la hidroeléctrica, la solar y la eólica, tiene la oportunidad de liderar la transición energética global. Sin embargo, contrariamente a lo que sería lógico en este momento, el país todavía otorga importantes subsidios al sector de los combustibles fósiles.
A finales de 2023, el Instituto de Estudios Socioeconómicos (Inesc) publicó el estudio “Subsidios a fuentes fósiles y renovables en Brasil (2018-2022): reformas para una transición energética justa”. El informe ofrece un panorama completo de los subsidios otorgados a los combustibles fósiles en Brasil, con algunos puntos principales:
En 2022, Brasil destinó 80,9 mil millones de reales para subsidiar los combustibles fósiles, lo que representó un aumento del 20% con respecto a 2021. Este monto fue cinco veces mayor que el monto invertido en fuentes renovables, que fue de 15,5 mil millones de reales en el mismo año.
Los subsidios incluyeron tanto transferencias directas de la Unión para apoyar al sector como montos que el gobierno federal no logró recaudar, debido a programas de exención de impuestos y regímenes fiscales especiales, que tenían como objetivo reducir el costo de estos productos para los consumidores.
Según el Inesc, el principal mecanismo que beneficia a las empresas de energías fósiles es Repetro. En 2022, el país dejó de recaudar R$ 12,2 mil millones a través de este régimen, y en los últimos cinco años, ese monto acumulado alcanzó R$ 159 mil millones.
Este gigantesco volumen de recursos, que subsidia una industria ya madura, puede asignarse mejor, contribuyendo a la financiación de proyectos destinados a la descarbonización y las energías renovables. En lugar de seguir preservando los subsidios, la estrategia más efectiva sería reasignar estos recursos de manera reembolsable, financiando proyectos de energía limpia que requieran grandes inversiones, contribuyendo a un aumento en el volumen de inversión general del país.
Vale recordar que Brasil ya cuenta con mecanismos y herramientas operativas para asignar y distribuir adecuadamente dichos recursos, como es el caso del Fondo Social del Presal, que tiene como uno de sus propósitos financiar la transición energética y la mitigación de los riesgos climáticos.
Otro ejemplo son los Fondos Constitucionales de Financiamiento para las Regiones Norte, Nordeste y Centro Oeste, vigentes y en funcionamiento desde 1989. No necesitamos reinventar la rueda.
El Fondo Social del Presal
Creado en 2010 para canalizar los ingresos petroleros hacia el desarrollo social y ambiental, el Fondo Social del Presal es un valioso instrumento para financiar la transición energética de Brasil.
Sin embargo, el fondo se utilizó en gran medida para pagar la deuda pública, desviándose de su propósito original. En 2021 y 2022, alrededor de R$ 64 mil millones del fondo se utilizaron para este fin, quedando R$ 20 mil millones disponibles en 2022.
El Tribunal de Cuentas de la Federación (TCU) ya recomendó la regulación del fondo y la creación de estructuras de gobernanza, como el Comité de Gestión Financiera y el Consejo Deliberante, que serían responsables de garantizar que los recursos del fondo se dirijan a proyectos alineados con el fines previstos legalmente para el Fondo.
Con la reducción de los subsidios a los fósiles y los mayores ingresos resultantes de esta medida, el fondo tendría, en un corto espacio de tiempo, un volumen sustancial de recursos que podrían ser aplicados al financiamiento reembolsable de proyectos de energías limpias, asegurando que Brasil avance en el descarbonización de su matriz energética.
Hidrógeno verde y eólica marina: principales inversiones en Brasil
En los últimos años, Brasil se ha posicionado como uno de los mercados más prometedores para el hidrógeno verde y la energía eólica marina, atrayendo a actores globales del sector del petróleo y el gas que están ampliando sus apuestas en las fuentes renovables.
Las inversiones estimadas en hidrógeno verde en Brasil rondan los 200 mil millones de dólares hasta 2040. Este escenario es especialmente prometedor en los estados de Ceará, Rio Grande do Norte y Río de Janeiro, donde se están desarrollando proyectos de gran escala, gracias a la proximidad con puertos estratégicos, como el Complejo Industrial y Portuario de Pecém y Porto do Açu.
Ceará se destaca como el principal polo de esta nueva industria, con empresas como Fortescue Future Industries, Qair Brasil, Casa dos Ventos/Total Energies y EDP ya finalizando sus licencias ambientales e invirtiendo en plantas piloto para la producción de hidrógeno verde.
Las perspectivas de costos nivelados de la producción de hidrógeno verde en Brasil son altamente competitivas, con estimaciones de que el país podría alcanzar un costo de entre 1,50 y 2 dólares por kg para 2030, uno de los más bajos del mundo.
Este costo competitivo, de lograrse, combinado con el vasto potencial de las energías renovables, coloca a Brasil en una posición estratégica para convertirse en uno de los mayores exportadores de hidrógeno verde, satisfaciendo la creciente demanda. y global, especialmente de Europa.
La industria del hidrógeno verde promete traer impactos significativos al desarrollo económico del país, generando empleos calificados, atrayendo inversiones internacionales y posicionando a Brasil como protagonista en la transición energética global.
Además, la energía eólica marina también está ganando impulso en Brasil, con gigantes del sector del petróleo y el gas posicionándose como futuros inversores, a la espera de la aprobación del marco regulatorio del sector para tomar sus decisiones de inversión.
Brasil tiene actualmente alrededor de 240 mil millones de dólares en inversiones previstas para proyectos de energía eólica marina, con una capacidad potencial de 234 GW, a la espera de la autorización del Ibama.
Estos proyectos se concentran principalmente en los estados de Ceará, Rio Grande do Norte, Rio de Janeiro y Rio Grande do Sul, que se destacan por sus favorables condiciones de viento y proximidad a centros de demanda.
Para que se den una idea de la magnitud de estas inversiones, la matriz eléctrica del país cuenta con alrededor de 204 GW de capacidad instalada. El sector del petróleo y el gas: ¿antagonistas o protagonistas de la transición energética?
El argumento para redirigir los subsidios de los combustibles fósiles a las energías renovables se ve reforzado por el hecho de que el propio sector del petróleo y el gas ya se está reposicionando como un inversor clave en la transición energética.
Las grandes petroleras mundiales no sólo reconocen la inevitabilidad de la transición hacia una energía más limpia, sino que también están integrando estos objetivos en sus planes estratégicos a largo plazo. No se posicionan como antagonistas del movimiento, sino más bien como protagonistas en un futuro muy próximo.
El plan estratégico de Petrobras, por ejemplo, prevé importantes inversiones en energías renovables y la descarbonización de sus operaciones.
La compañía anunció recientemente que, de aquí a 2027, prevé invertir 4.600 millones de dólares en proyectos orientados a la descarbonización y la búsqueda de nuevas oportunidades de negocio en energías renovables, incluida la generación de hidrógeno verde y biocombustibles.
Este reposicionamiento de las grandes petroleras refleja una tendencia global: el mercado ya ha comprendido que la transición hacia fuentes de energía limpias es un camino sin retorno. Las empresas de petróleo y gas reconocen que la economía del futuro será verde y están adaptando sus operaciones y estrategias para evitar quedarse atrás.
Por tanto, la redirección de subsidios y la reasignación de recursos del sector fósil a las renovables no son sólo una necesidad ambiental y económica, sino que ya forman parte del movimiento en el propio mercado energético global, para el que estas empresas ya se han estado preparando.
Financiamiento de la transición: Fondo Social del Presal y estructuras de financiamiento efectivas
Para que esta transición se produzca de forma rápida y sostenible, Brasil puede y debe utilizar estructuras financieras probadas para movilizar los recursos necesarios.
El Fondo Social del Presal, cuando está bien regulado, puede ser un instrumento poderoso para financiar la transición energética, no a través de subsidios directos, sino ofreciendo financiamiento reembolsable para la sólida cartera de inversiones actualmente en marcha.
Este modelo de financiación ya es utilizado con éxito por instrumentos como los fondos constitucionales operados por el Banco do Nordeste do Brasil S.A (BNB), el Banco da Amazônia (Basa), además del Fondo Climático y Mais Inovação, gestionados por BNDES, que ofrecen financiación energías renovables, descarbonización, sostenibilidad e innovación.
Fortalecer y movilizar estos fondos para proyectos de energía limpia, como el hidrógeno verde y la energía eólica marina, permitirá a Brasil seguir siendo competitivo en el escenario energético global, al tiempo que acelerará su transición hacia una economía baja en carbono.
Un futuro verde financiado con inteligencia y coraje
La reducción gradual de los subsidios a los combustibles fósiles y la reasignación de estos recursos al Fondo Social del Presal y a los Fondos de Financiamiento Constitucionales, permitiendo la estructuración de financiamientos reembolsables, representan una oportunidad única para que Brasil apoye su transición energética de manera sostenible y equilibrada.
Reasignar recursos del sector fósil al sector renovable no es sólo una necesidad ambiental, sino también una estrategia de desarrollo económico justa e inteligente. El mercado ya se viene alineando con este cambio, y Brasil tiene una oportunidad única de aprovechar este movimiento, asegurando que el futuro de su matriz energética sea más limpio, sustentable y competitivo.
Son medidas que imponen valentía política, audacia empresarial y una visión de país más contemporánea, inclusiva e innovadora. Nos sabemos la lección de memoria, sólo tenemos que aprenderla… Este artículo expresa exclusivamente la posición de la autora y no necesariamente la de la institución a la que trabaja o se vincula.
Cibele Gaspar es directora de Nexxi Assessoria Financeira e Empresarial. Tiene una Maestría en Administración.y Gestión Estratégica, Especialista en Gestión Financiera, Contraloría y Auditoría, Financiamiento Internacional y Asociaciones Público Privadas. Fue Ejecutiva del Banco do Nordeste, trabajando en la estructuración de operaciones de Project Finance en los segmentos de energía, salud, movilidad urbana, puertos, saneamiento básico y estructuración de operaciones de Corporate Finance para los segmentos Empresariales, Corporativos y Gobierno. Fue Jefe de Gabinete de la Presidencia y Superintendente de Estrategia del Banco de 2014 a 2018.
Fue Consejera Ejecutiva de Salud del Estado de Ceará de 2019 a 2021 y coordinadora del grupo de gestión de APP de Salud en el mismo período.
Fuente: ejes