El Consejo Monetario Nacional (CMN) decidió no permitir más la emisión de Certificados de Créditos Inmobiliarios y Agronegocios (CRI y CRA) para financiar la generación de energía distribuida. Como resultado, los proyectos de este segmento, casi todos ellos de energía solar, esperan la regulación de nuevas obligaciones de infraestructura, creadas por el gobierno este año, para ser financiadas nuevamente con incentivos fiscales.
La generación distribuida (GD) es el modelo que permite a los consumidores producir su propia energía eléctrica, en el punto de consumo o de forma remota, en sistemas de hasta 5 megavatios (MW). En Brasil, el 99% de la energía instalada en este modelo proviene de fuentes solares fotovoltaicas, según datos de Absolar. Los beneficios fiscales han llevado a los proyectos de GD a buscar financiación mediante la emisión de CRI en los últimos dos años. Existe una exención del impuesto sobre la renta para las inversiones en estos instrumentos financieros, para las personas físicas, y una reducción de la tasa impositiva para las personas jurídicas.
Hasta entonces, las reglas para la emisión de estos papeles eran genéricas y terminaron permitiendo su uso por proyectos que no estaban directamente vinculados a los sectores para los que se crearon los incentivos.
Cambio de interpretación
Un dictamen favorable de la Comisión de Valores Mobiliarios (CVM) corroboró la tesis de que los proyectos de GD podrían aprovechar los incentivos. “Hubo una tesis, probada en la CVM, de que la construcción de una planta de generación solar sería una inversión inmobiliaria porque esa planta estaría vinculada al inmueble”, explica el abogado del área de Infraestructura y Energía de Machado Meyer, Guilherme Espinacé.
En 2022 y 2023 el segmento se benefició de este entendimiento para emitir CRI. La mayor operación de este tipo tuvo lugar a principios de 2024, con la recaudación de R$ 320 millones por parte de Faro Energy. El monto se asigna a 71 proyectos en 14 estados. La emisión recibió una calificación AAA en escala nacional por parte de la agencia calificadora de riesgo Fitch y registró una demanda por parte de los inversores casi el doble que la oferta inicial.
Sin embargo, poco después de esta operación, el CMN restringió el uso de los papeles mediante la resolución N° 5.118 del 1 de febrero de 2024. La nueva norma establece que para emitir CRI y CRA una empresa debe tener al menos dos tercios de los ingresos consolidados vinculados directamente al sector inmobiliario o agroindustrial. Por tanto, los criterios para utilizar este instrumento son más limitados a partir de ahora, pero no impactan en las emisiones ya realizadas.
“El motivo era organizar un poco el sector. Las autoridades tributarias se dieron cuenta de que los CRI y CRA estaban logrando proyectos que iban un poco más allá de la política pública inicial”, dice el socio de Machado Meyer, Alberto Faro.
Expectativas para las obligaciones de infraestructura.
Una de las razones que llevó al uso de estos instrumentos en GD fue la dificultad para emitir obligaciones incentivadas, que también brindan exenciones fiscales a los inversores. Para utilizar las obligaciones, el proyecto debía ser clasificado como prioritario por el Ministerio de Minas y Energía (MME). Según Faro, aunque la ley disponía que GD podía emitir obligaciones incentivadas, esto nunca sucedió.
“El ministerio entendió que, a diferencia de otros proyectos renovables, la GD tendría un interés más restringido y menos colectivo”, afirma. Ahora, la expectativa para que el sector vuelva a financiarse con incentivos son las nuevas obligaciones de infraestructura, creadas por la ley 14801/2023, sancionada por el presidente Luiz Inácio Lula da Silva el 10 de enero.
La ley proporciona beneficios fiscales para los emisores de bonos, en una dinámica diferente a la de las obligaciones incentivadas, que otorgan exenciones al comprador de los valores. En el mercado, la expectativa es que el nuevo instrumento ayude a atraer otro perfil inversor, como fondos de pensiones y bienestar interesados en proyectos de infraestructura.
Las nuevas obligaciones no requieren aprobación
Una de las ventajas de las nuevas obligaciones para GD es la exención de la aprobación ministerial previa. La lista de sectores que podrán emitir obligaciones se incluirá en el decreto que reglamenta la ley que creó los instrumentos financieros, que aún no ha sido publicado.
“La dificultad práctica fue que el MME no emitió el sello, pero esto terminará, porque ya no habrá ese requisito”, dice Faro.
En los últimos meses, el sector de la GD también ha sido escenario de otras discusiones sobre el acceso a beneficios fiscales. Los proyectos no pudieron acogerse al Régimen Especial de Incentivos para el Desarrollo de Infraestructura (Reidi), que prevé la exención del PIS y del Cofins en la adquisición de nuevas maquinarias y equipos, prestación de servicios y materiales de construcción.
Los agentes tuvieron que acudir a los tribunales porque, pese a estar catalogados por el marco legal del sector como prioritarios para acceder al régimen, no lograron adelantar las autorizaciones necesarias. Fui a Aneel y MME.
En enero, el MME abrió la consulta pública nº 159 para debatir el proyecto de reglamento de procedimientos para la formulación de proyectos de GD en Reidi.
Fuente: epbr