La investigación será realizada por el Laboratorio de Genómica y BioEnergía (LGE), del Instituto de Biología (IB), y por la Facultad de Ingeniería Agrícola (Feagri) de la Unicamp.
La alianza fue firmada por el decano de la Unicamp, profesor Antonio José de Almeida Meirelles, y por Alexandre Breda, gerente de tecnología de bajo carbono de Shell. Los líderes del proyecto, los profesores Gonçalo Pereira, coordinador de LGE, y Gustavo Mockaitis, profesor de Feagri, participaron del evento. También estuvieron presentes los directores de facultad, los profesores André Freitas (IB) y Ángel García (Feagri), y el director ejecutivo de la Agencia de Innovación Unicamp (Inova), Renato Lopes.
Por determinación de la Agencia Nacional de Petróleo, Gas Natural y Biocombustibles (ANP), las empresas del sector deben invertir parte de sus recursos en investigaciones de desarrollo tecnológico realizadas por las universidades. Según Alexandre Breda, el objetivo de Shell es lograr cero emisiones de carbono para 2050, lo que depende de tecnologías destinadas al uso de biocombustibles. “Una empresa no puede lograr este objetivo sin el aporte de la academia y de los gobiernos. La alianza con la universidad es fundamental para traer soluciones tecnológicas y ayudarnos a dialogar con la sociedad”, comenta.
Graduado en Ingeniería Mecánica por la Unicamp, Alexandre reconoce la vocación de la Universidad de desarrollar tecnologías que atiendan las demandas del mercado y contribuyan con el medio ambiente. "Regresar a la Unicamp me da la certeza de estar en un lugar que lleva la innovación en la sangre. Desde que empecé a graduarme, hace cerca de 25 años, la Unicamp siempre tuvo esa vocación. Eso fue lo que me hizo elegirla para estudiar ingeniería, y hoy por compañero de investigación".
Del metano al biohitano
Las investigaciones realizadas con las inversiones de Shell se centrarán en dos frentes: la instalación de una planta piloto de procesamiento de biomasa para la producción de biohitano y la explotación de la biomasa de agave para la obtención de biocombustibles y biogás. El biohitano es un biogás obtenido de procesos de digestión anaeróbica en los que hay una mayor concentración de hidrógeno en comparación con el metano.
“Por contener alrededor de un 30% más de hidrógeno, el biohitano tiene el doble de potencial energético. Un litro tiene casi el doble de energía que el biometano. Enriquecido con hidrógeno, es un gas extremadamente energético”, explica Gonçalo Pereira. El producto es de gran valor para la industria petroquímica, pero las investigaciones en el área son recientes: "Todavía no hay producción industrial de biohitano. Por eso Shell se interesó".
Los investigadores también tienen la intención de investigar el potencial de la biomasa de agave para la producción de biocombustibles. La planta se utiliza para la producción de fibras de sisal y tequila, pero aún poco explorada desde el punto de vista energético. Son necesarios estudios sobre los procesos bioquímicos implicados en su digestión por microorganismos y la forma en que se puede procesar su biomasa para obtener energía.
“Queremos estudiar estos procesos a microescala en el Laboratorio de Genómica y BioEnergía y escalarlo en Feagri. Es decir, queremos desarrollar una forma de transformar el conocimiento sobre la biomasa de Agave y los microorganismos que lo transformará en un piloto. proceso, luego a escala semi-industrial y luego a escala industrial”, detalla Gustavo Mockaitis.
Como especie adaptada a las regiones semiáridas, el agave es una opción para el desarrollo de áreas como el sertão nororiental. "Para ser económicamente competitivos, necesitamos biomasa barata. El agave es una planta con una productividad similar a la de la caña de azúcar, y cuyo cultivo puede generar empleos, ingresos y alejar a la gente del campo", defiende Gonçalo.
El rector de la Unicamp elogió el carácter innovador del proyecto y su vinculación con las demandas del país. “El futuro de la transición energética está hoy en disputa y necesitamos entrar en esta carrera. Si tenemos la capacidad de crear tecnologías y ciencia, vinculando nuestro potencial a las demandas sociales, podemos tener una gran relevancia global”, apunta Antonio Meirelles.
Fuente: TN Petróleo