El combustible vendido por las refinerías de Petrobras es comprado por los distribuidores y también pasa por las estaciones de distribución antes de ser vendido al consumidor final. Hasta que lleguen a los vehículos se suman impuestos federales y estatales, costos de adquisición y mezcla obligatoria de biodiesel y etanol anhidro, además de los márgenes brutos de las empresas distribuidoras y de las estaciones de venta de combustibles.

Por este motivo, la empresa estatal afirma que la variación de precio en las refinerías tiene una influencia limitada en el precio que encuentran los conductores en las estaciones de reventa. Los reajustes en los precios del diesel y la gasolina son utilizados por Petrobras para buscar el equilibrio con el mercado internacional, siguiendo las variaciones en el valor global de los combustibles y el tipo de cambio entre el real y el dólar.

La empresa estatal defiende que los cambios en los precios que se practican en las refinerías deben ocurrir sin una periodicidad definida, siguiendo las condiciones del mercado y el análisis del entorno externo. Según la empresa, "esto permite competir de forma más eficiente y flexible y evita la transferencia inmediata de la volatilidad externa a los precios internos".

Fuente: TN Petróleo