La Refinería de Esmeraldas está cerca de tener un nuevo administrador, o al menos eso esperan las autoridades.
El Ministerio de Energía y Recursos Naturales no Renovables continúa con el proceso de concesión y comunicó que este fin de semana llegarían los principales inversores interesados para recorrer y conocer la planta de refinación.

Hasta la última semana de octubre, tal como se estableció en el cronograma extendido, se comercializaron las bases para la licitación de la planta. Según el ministerio, hubo varios interesados aunque no se precisó el número.Lo que sí se precisó es que uno se destacó. Se trata de un consorcio internacional conformado por empresas estadounidenses, europeas y asiáticas que enviarán a sus ejecutivos a Ecuador para avanzar en el proceso.

El ministerio, por reserva de la operación, no reveló el nombre de los principales interesados en el proyecto. EXPRESO conoció, sin embargo, que se trataría de la estadounidense Kellogg Brown & Root (KBR Inc.), asociada con otras empresas de México e incluso Hyundai, que maneja una refinería en Corea.

Todas las involucradas tienen años de experiencia en el manejo de refinerías y en construcciones de gran escala. Algo que se consideraba un requisito fundamental para evitar caer en falsas promesas o en inversiones cuestionables con fondos ilícitos.KBR Inc., por ejemplo, fue fundada en 1998 y tiene amplia experiencia en las áreas de Petroquímicos y petróleos en general. También presta sus servicios en los segmentos aeroespacial, ciencia de datos, defensa, energía, transporte, entre otros. En la lista de sus clientes se cuentan varios países, incluidos los Estados Unidos.

A más de la experiencia, el interesado debe tener una solvencia económica que garantice una inversión de unos 2.400 millones de dólares para repotenciar y mejorar la planta. Una verdadera repotenciación y no una cuestionada como la que hizo el gobierno del expresidente Rafael Correa por más de 2.200 millones de dólares.

Si la transacción se concreta con el consorcio internacional mencionado, el factor económico tampoco sería un problema.Si el cronograma avanza según lo planificado, el Gobierno recibirá las ofertas de los interesados hasta el 22 de diciembre. Luego vendría la etapa de calificación y se tendría una adjudicación firme en marzo del próximo año. Es decir, el presidente Lenín Moreno entregaría uno de los activos más grandes del país (con una valoración de más de 1.500 millones de dólares) a manos privadas, a dos meses de dejar el cargo.

El optimismo estatal se enfrenta, sin embargo, con la experiencia. En 2019, el Gobierno lanzó una licitación para que empresas privadas construyan una nueva planta de refinación. La propuesta fue criticada por falta de estudios técnicos.También se habló de entregar la Refinería de Esmeraldas o de construir otra por parte de un consorcio mexicano que llegó de la mano del exconsejero presidencial Santiago Cuesta. Él incluso fue a la provincia de Esmeraldas para ofrecer inversión y recursos. Nada pasó y la negociación con Ingeniería y Constructores Coliseum S.A. no se transparentó ni se cumplió.

Bulmaro Delgado Bahena, representante legal de la firma mexicana, dio una rueda de prensa con Cuesta y hablaron de una inversión de más 6.000 millones de dólares.En la administración de Correa también se habló de concesiones y nuevas refinerías. El caso más emblemático es el de la Refinería del Pacífico. Un proyecto en el que se gastó 1.500 millones de dólares y que nunca se construyó. Pese a la falta de infraestructura, la promesa incumplida del correísmo sigue generando gastos por seguros y otros costos administrativos.Voces en contra del actual proceso, extrabajadores de la planta, ya han anunciado que en caso de que se concrete la concesión iniciarán acciones legales para su reversión. Piden que el próximo gobierno analice y concrete cualquier firma.

Fuente: Expreso