El fuego está activo desde hace más de un mes, ha recorrido casi 100 kilómetros, quemando más de 300.000 hectáreas. Hay afectación a la fauna y economía local.
EL DEBER

“El fuego vino como un huracán. Llegó desde el otro lado del río. Mi esposo estaba solo, nosotros nos habíamos ido, porque mi hijito estaba enfermo. Cuando comenzó a arder el techo de motacú, le echó un balde con agua y fue como echarle gasolina”, cuenta Margarita Tacuchabá, casera de la hacienda Charleston, que al mediodía del domingo fue arrasada por el fuego.

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