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En la calle Sarmiento de Buenos Aires, donde operan los mercados financieros argentinos, se ha vivido un mes de auténtica locura. “Aquí no se vive, se sobrevive”, puntualiza uno de los “traders” más importantes. Un simple detalle da idea del estado nervioso: el presidente del Banco Central tuvo que ser protegido por guardias de seguridad durante una reunión con la Cámara Argentina de Fondos Comunes de Inversión, porque temía ser golpeado.
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