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Fue el gran cambio de guardia. Durante los años sesenta, en España se impusieron los conjuntos. Más o menos autosuficientes, obligaron a que la industria renunciara a muchos de sus hábitos: de repente, se quejaban los veteranos, “mandaban los mocosos”. La venganza llegó a finales de los sesenta, principios de los setenta: las discográficas recuperaron el timón. Inventaron el concepto de la canción del verano pachanguera y, sobre todo, apostaron por los baladistas, sobre los que controlaban su repertorio, las producciones, los lanzamientos.
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Fue el gran cambio de guardia. Durante los años sesenta, en España se impusieron los conjuntos. Más o menos autosuficientes, obligaron a que la industria renunciara a muchos de sus hábitos: de repente, se quejaban los veteranos, “mandaban los mocosos”. La venganza llegó a finales de los sesenta, principios de los setenta: las discográficas recuperaron el timón. Inventaron el concepto de la canción del verano pachanguera y, sobre todo, apostaron por los baladistas, sobre los que controlaban su repertorio, las producciones, los lanzamientos.
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