El plan migratorio de la Casa Blanca abre la puerta a una regularización masiva de 'dreamers' a cambio de construir el polémico muro de México.
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La Administración de Donald Trump, caracterizada hasta ahora por su mano dura contra la inmigración irregular, ha empezado esta semana a mostrar algo de apertura respecto a un problema candente en Estados Unidos: los jóvenes migrantes que entraron sin papeles en el país cuando eran niños, pero han crecido como cualquier estadounidense y viven en un limbo legal. Son los dreamers. La Casa Blanca ha preparado un plan que abre la puerta a la ciudadanía a 1,8 millones jóvenes migrantes y que, como ya avanzó el presidente el miércoles, suponga la naturalización en un plazo de 10 o 12 años.

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