FUENTE: LA PRENSA
De promulgarse el decreto supremo en fase de elaboración repercutirá en un incremento del precio de los derivados de este grano que son utilizados por avicultores, lecheros y porcicultores. La harina de soya, cascarilla de soya y soya integral son los derivados de la oleaginosa susceptibles al incremento, aunque el precio del primero fue motivo de desacuerdo entre los representantes de algunas asociaciones avícolas del país y del sector agroindustrial. El presidente de la Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo (Anapo), Marcelo Pantoja, informó que existe una fórmula para obtener un precio justo de la harina de soya que beneficie a todos los actores de la cadena productiva. No obstante, admitió que incrementa al menos 20 dólares por tonelada, al pasar de 281 a 302 dólares. Esta subida fue rotundamente rechazada por la Cámara Agropecuaria de Cochabamba y de productores de Chuquisaca y Tarija, cuyos representantes consideraron que el incremento surge a raíz de la autorización para la libre exportación de soya.
Además advirtieron que se desataría un alza en el precio de la carne de pollo, cerdo y leche. Sin embargo, Pantoja negó esa posibilidad al argumentar que el precio de los insumos no determina el precio final del pollo, cerdo o leche, sino la oferta y demanda. Al respecto, el analista económico Pedro Vacaflor consideró que las políticas que viabilizan la libre exportación de soya pueden influir en un incremento de los productos derivados, en el corto plazo, puesto que a mediano y largo plazo permitirán mejorar la producción, incrementar la oferta y bajar el precio de los derivados. “Es un incentivo para la economía de Bolivia porque cuanto más producen, más riquezas generan, y el argumento no es que los exportadores van a destinar toda su producción afuera y no va a quedar nada para Bolivia, el argumento es que el primer año podría pasar eso, pero a continuación los productores van a seguir produciendo cada vez más y van a ir generando más riqueza”, dijo Vacaflor.
Por su parte, el economista José Gabriel Espinoza considera que la libre exportación de soya no debería impactar en los precios del mercado interno, puesto que se trata de un incentivo a la producción de este grano que incidirá hacia la baja del precio. “Mientras más incentivos haya para ampliar la frontera agrícola, mayor oferta van a tener los avicultores, porque los precios tenderían a bajar. No pasa porque hay una competencia entre el mercado externo y el interno porque el mercado interno es muy pequeño”, explicó Espinoza. 20 dólares de incremento por tonelada de harina de soya es el monto que permite la fórmula para obtener un “precio justo”.
CAC SE MOVILIZÓ POR IMPACTO DE LA MEDIDA Al menos 15 mil productores afiliados a la Cámara Agropecuaria de Cochabamba (CAC) se movilizaron el pasado 17 de enero en rechazo a la posible promulgación del decreto supremo de exportación de grano de soya y sus derivados. El presidente de la CAC, Jhasmany Medrano, aseguró que se declararon en estado de emergencia por la falta de respuesta del Gobierno. Además, mencionó que los más afectados con la libre exportación de soya son el productor y consumidor final, debido a la inevitable alza de precios de la leche, carne de pollo y de cerdo. “El litro de leche que cuesta 6 bolivianos subirá a 10”, advirtió.
AVICULTORES PIDEN MEDIACIÓN DEL GOBIERNO La Comisión Nacional de Avicultores de Bolivia, a través de su presidente, Winston Ortiz, pidió la intervención del Gobierno en las mesas de negociación para la fijación de las bandas de precio de los derivados de soya, luego de que el pasado martes se hubiera roto el diálogo con los representantes de la agroindustria a causa del incremento de precio de la harina de soya. Según Ortiz, esta Comisión rechaza cualquier intento de elevar el precio de mencionado insumo por encima de los 281 dólares por tonelada, por considerarlo perjudicial para el sector. “Nosotros queremos un precio justo y cabal de acuerdo al precio de Chicago (precio internacional de la soya)”, dijo.
Por otra parte, también agregó que los representantes del sector agroindustrial “no supieron explicar con claridad” los motivos por los cuales pretenden incrementar el precio y que esto, además, sería un perjuicio para el sector avícola que se encuentra quebrado por el bajo precio de la carne de pollo durante 2017 a causa de la sobreproducción. Por su parte, el presidente de la Cámara Nacional de Industrias Oleaginosa de Bolivia (Caniob), Guillermo Ribera, a través de un comunicado, manifestó que las industrias garantizan el abastecimiento de harina de soya al mercado interno. “De acuerdo a los cupos y con el precio determinado por el Gobierno, mediante la Resolución Bimisterial Nro. 001.2018 del 16/01/2018 y los convenios firmados en esa misma fecha, hasta que se determine una nueva metodología entre los sectores involucrados”, establece el comunicado difundido Asimismo, el documento calificó a los resultados como “infundados”. La discusión provocó un pronunciamiento del Gobierno que aseguró que el incremento en la carne de pollo no tiene fundamento.
De promulgarse el decreto supremo en fase de elaboración repercutirá en un incremento del precio de los derivados de este grano que son utilizados por avicultores, lecheros y porcicultores. La harina de soya, cascarilla de soya y soya integral son los derivados de la oleaginosa susceptibles al incremento, aunque el precio del primero fue motivo de desacuerdo entre los representantes de algunas asociaciones avícolas del país y del sector agroindustrial. El presidente de la Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo (Anapo), Marcelo Pantoja, informó que existe una fórmula para obtener un precio justo de la harina de soya que beneficie a todos los actores de la cadena productiva. No obstante, admitió que incrementa al menos 20 dólares por tonelada, al pasar de 281 a 302 dólares. Esta subida fue rotundamente rechazada por la Cámara Agropecuaria de Cochabamba y de productores de Chuquisaca y Tarija, cuyos representantes consideraron que el incremento surge a raíz de la autorización para la libre exportación de soya.
Además advirtieron que se desataría un alza en el precio de la carne de pollo, cerdo y leche. Sin embargo, Pantoja negó esa posibilidad al argumentar que el precio de los insumos no determina el precio final del pollo, cerdo o leche, sino la oferta y demanda. Al respecto, el analista económico Pedro Vacaflor consideró que las políticas que viabilizan la libre exportación de soya pueden influir en un incremento de los productos derivados, en el corto plazo, puesto que a mediano y largo plazo permitirán mejorar la producción, incrementar la oferta y bajar el precio de los derivados. “Es un incentivo para la economía de Bolivia porque cuanto más producen, más riquezas generan, y el argumento no es que los exportadores van a destinar toda su producción afuera y no va a quedar nada para Bolivia, el argumento es que el primer año podría pasar eso, pero a continuación los productores van a seguir produciendo cada vez más y van a ir generando más riqueza”, dijo Vacaflor.
Por su parte, el economista José Gabriel Espinoza considera que la libre exportación de soya no debería impactar en los precios del mercado interno, puesto que se trata de un incentivo a la producción de este grano que incidirá hacia la baja del precio. “Mientras más incentivos haya para ampliar la frontera agrícola, mayor oferta van a tener los avicultores, porque los precios tenderían a bajar. No pasa porque hay una competencia entre el mercado externo y el interno porque el mercado interno es muy pequeño”, explicó Espinoza. 20 dólares de incremento por tonelada de harina de soya es el monto que permite la fórmula para obtener un “precio justo”.
CAC SE MOVILIZÓ POR IMPACTO DE LA MEDIDA Al menos 15 mil productores afiliados a la Cámara Agropecuaria de Cochabamba (CAC) se movilizaron el pasado 17 de enero en rechazo a la posible promulgación del decreto supremo de exportación de grano de soya y sus derivados. El presidente de la CAC, Jhasmany Medrano, aseguró que se declararon en estado de emergencia por la falta de respuesta del Gobierno. Además, mencionó que los más afectados con la libre exportación de soya son el productor y consumidor final, debido a la inevitable alza de precios de la leche, carne de pollo y de cerdo. “El litro de leche que cuesta 6 bolivianos subirá a 10”, advirtió.
AVICULTORES PIDEN MEDIACIÓN DEL GOBIERNO La Comisión Nacional de Avicultores de Bolivia, a través de su presidente, Winston Ortiz, pidió la intervención del Gobierno en las mesas de negociación para la fijación de las bandas de precio de los derivados de soya, luego de que el pasado martes se hubiera roto el diálogo con los representantes de la agroindustria a causa del incremento de precio de la harina de soya. Según Ortiz, esta Comisión rechaza cualquier intento de elevar el precio de mencionado insumo por encima de los 281 dólares por tonelada, por considerarlo perjudicial para el sector. “Nosotros queremos un precio justo y cabal de acuerdo al precio de Chicago (precio internacional de la soya)”, dijo.
Por otra parte, también agregó que los representantes del sector agroindustrial “no supieron explicar con claridad” los motivos por los cuales pretenden incrementar el precio y que esto, además, sería un perjuicio para el sector avícola que se encuentra quebrado por el bajo precio de la carne de pollo durante 2017 a causa de la sobreproducción. Por su parte, el presidente de la Cámara Nacional de Industrias Oleaginosa de Bolivia (Caniob), Guillermo Ribera, a través de un comunicado, manifestó que las industrias garantizan el abastecimiento de harina de soya al mercado interno. “De acuerdo a los cupos y con el precio determinado por el Gobierno, mediante la Resolución Bimisterial Nro. 001.2018 del 16/01/2018 y los convenios firmados en esa misma fecha, hasta que se determine una nueva metodología entre los sectores involucrados”, establece el comunicado difundido Asimismo, el documento calificó a los resultados como “infundados”. La discusión provocó un pronunciamiento del Gobierno que aseguró que el incremento en la carne de pollo no tiene fundamento.