La candidata a presidente de Fuerza Popular y favorita en las encuestas para la segunda vuelta, Keiko Fujimori, afirmó que un eventual gobierno suyo revisará los contratos de Camisea, la joya gasífera de Perú que controla un consorcio de empresas y que opera la argentina Pluspetrol.
Fuente: Río Negro
  
Según la postulante, hija del expresidente peruano Alberto Fujimori, denuncia que esos contratos fueron suscritos por su contendor de Peruanos por el Kambio, Pedro Pablo Kuczynski (PPK), durante la gestión de Alejandro Toledo.
 
“[Queremos] poder investigar y renegociar los contratos del gas de Camisea. Sabemos hoy que las regalías que recibe el Perú son mínimas. Queremos saber qué tipo de contrato firmó el señor Kuczynski cuando trabajó en el gobierno del señor Toledo. Eso, además de renegociarse, tendrá que investigarse”, expresó Keiko Fujimori en declaraciones que recogió el diario “El Comercio”.
 
El tema también tuvo un capítulo clave en el último debate presidencial que se realizará la semana pasada. El balotaje será el próximo domingo, y los últimos sondeos le dan 6 puntos de diferencia a la hija de Fujimori.
 
El proyecto Camisea cambió la vida energética de Perú. Se trata de varios campos de gas en medio de la selva conectados por un caño que desafió todo parámetro de diseño. A tal punto es compleja la operación que los trabajadores , las máquinas y cualquier otro insumo deben moverse por helicóptero porque no hay caminos.
 
Cuando se puso en explotación en el año 2004 hubo un intenso debate sobre cómo activarlo. Uno de los dos principales lotes del yacimiento se reservó a llevar gas a Lima y alrededores, en un país donde las conexiones de gas son escasas. El otro de los lotes, el 88, se reservó a la exportación. Allí estaba el verdadero negocio en épocas de precios altos.
 
Lo que se puso en discusión en el último tiempo es el cobro de regalías, ya que algunos critican los mecanismos mediante los cuales se calcula la alícuota que cobra el Estado.
 
Aunque Keiko puso el tema en la mira, hay voces en Perú que creen que se trata apenas de una amenaza electoralista. El tiempo y las urnas lo corroborarán.