Considerada por ecologistas y el propio secretario de Medio Ambiente, Víctor Toledo, como uno de los seis infiernos ambientales del país, la cuenca de Tula es un sitio donde la contaminación se huele al menos desde un kilómetro de distancia y se distingue más lejos, por las columnas de humo grises y ocres que parecen colgarse al cielo.