Lunes, 18 Enero 2016

La energía y el clima

El clima es cada vez más impredecible. Sus patrones de comportamiento han tenido variaciones extremas y esto lo demuestran datos del Consejo Mundial de Energía.
“En las últimas tres décadas las incidencias de eventos climáticos extremos se incrementaron de 38 en 1980 a 174 eventos en 2014” en el planeta.
 
Esta realidad de un clima cada vez más hostil repercute en la infraestructura energética instalada en todas las dimensiones. Desde un huracán que puede afectar el sistema de suministro de energía a millones de personas en grandes ciudades costeras en el norte del hemisferio, hasta la escasez de agua que tiene en graves problemas de generación de electricidad a ciudades de Brasil, Panamá o Venezuela, en el otro extremo, lluvias intensas e inundaciones.

La situación en nuestro país ya ha tenido elementos que marcan una alerta en algunas épocas del año. Los niveles de las represas del occidente del país se han visto afectadas en años anteriores, provocando una alerta en su continuidad de suministro eléctrico, al menos en parte.

Posteriormente el Gobierno nacional ha puesto en marcha diferentes proyectos que permitieron apuntalar la oferta de energía con gas a niveles recomendables y con márgenes incluso para la exportación. Actualmente se impulsan políticas que buscan la abundancia energética y con ello evitar riesgos de racionamiento en el mediano y largo plazo.

Sin embargo, las amenazas del Cambio Climático no están solamente en la posibilidad de escasez de recursos primarios, sino en que los eventos climáticos extremos pueden afectar las modernas centrales eléctricas que dependen de sistemas de comunicación sofisticados, los cuales son vulnerables a interrupciones bruscas por lluvias, tormentas o radiación solar. ¿Estamos preparados para atender estas situaciones?

El Consejo Mundial de Energía lanza el desafío de analizar esta probabilidad de situaciones e implementar sistemas energéticos que pasen de las actuales infraestructuras “Fail-Safe” (seguro para no fallar) hacia sistemas “Safe-Fail” (fallar de forma segura), integrado en el concepto denominado Resiliencia (capacidad de recuperación).

¿Qué significa esto y qué tan vulnerable está el sistema energético global y nacional ante los nuevos eventos climáticos extremos? Es un tema que como Comité Boliviano del Consejo Mundial de Energía iremos compartiendo en las próximas ediciones con miras al Congreso Mundial de Energía que se realizará el próximo año en Turquía.

La energía y el clima convergen en un contexto de decisiones globales de carácter vital para la humanidad. Ignorarlo puede ser catastrófico.


Opinión de la presidenta de la CBHE, Claudia Cronenbold, publicada en la edición Nº 99 de la revista Petróleo & Gas.