Una encuesta de Solfácil, un ecosistema de soluciones solares, basada en su estudio trimestral sobre el precio de la energía solar en Brasil y en información pública de la Asociación de Industrias de Energía Solar (SEIA), la principal asociación comercial de energía solar en Estados Unidos, indica que instalar un sistema de energía solar en Brasil es hasta siete veces más barato que en Estados Unidos. Según la empresa, esta diferencia explica por qué el país ha avanzado más rápido en la adopción de la generación distribuida.
Actualmente, un sistema residencial de aproximadamente 7 kWp cuesta poco más de R$ 16.000 en Brasil, mientras que en Estados Unidos el mismo proyecto cuesta alrededor de US$ 23.500, equivalente a casi R$ 130.000. En la práctica, los consumidores brasileños pagan el 13% del precio del mercado estadounidense. Según el análisis de Solfácil, un sistema residencial de 10 kW en Brasil cuesta alrededor de R$ 25.000, mientras que en EE. UU. alcanza los R$ 150.000.
El director ejecutivo de Solfácil, Fabio Carrara, explica que la diferencia no radica solo en el costo de los equipos. En EE. UU., las políticas comerciales dificultan la importación de paneles solares chinos, que representan alrededor del 90% de la producción mundial, lo que eleva los precios.
Pero el factor principal es el propio mercado estadounidense. Allí, los costos administrativos y de adquisición de clientes son muy elevados. «En Estados Unidos, las ganancias de las empresas y los costos de adquisición de clientes pueden cuadriplicar el valor de un proyecto completo en Brasil», afirma Carrara.
En Brasil, el sector opera de forma más fragmentada: hay más de 30.000 integradores, muchos de ellos pequeñas empresas locales que operan con estructuras más eficientes, lo que reduce los costos de instalación.
Hoy en día, el 55% del precio de un proyecto solar en Brasil está vinculado a los equipos, mientras que en EE. UU. esa proporción es del 35%. Esto hace que el mercado brasileño sea más sensible a las variaciones de los precios internacionales y al escenario macroeconómico.
La empresa considera que el sector está viviendo un momento de oro: el valor de los módulos solares en 2022 fue más del doble del precio actual, impulsado por los avances tecnológicos y el exceso de oferta global. En los próximos años, la tendencia es que la oferta se normalice, lo que podría aumentar los precios de los módulos, mientras que las nuevas tecnologías continúan reduciendo los costos de producción. La diferencia de precio en los sistemas residenciales ayuda a explicar por qué Brasil y Estados Unidos avanzan a ritmos tan dispares en la generación distribuida. En 2024, el 65% de la capacidad solar instalada en Brasil provino de este modelo, en el que el consumidor compra e instala el sistema él mismo. En EE. UU., la proporción fue del 20%.
En EE. UU., las empresas tienen márgenes más bajos porque deben asumir costos significativos de adquisición de clientes, lo que reduce el incentivo para expandir la generación distribuida (GD) y frena el crecimiento del segmento.
En Brasil, el panorama es diferente. Además de un acceso más económico a sistemas residenciales, las condiciones climáticas favorecen la tecnología. Una mayor radiación solar durante todo el año mejora el rendimiento del sistema y acorta el periodo de retorno de la inversión. Según Solfácil, esta combinación convierte al país en uno de los mercados más democráticos y eficientes del mundo para la energía fotovoltaica.
Fuente: PV Magazine
