La promulgación de la Medida Provisional 1.304, ahora convertida en la Ley 15.269/2025, marca un punto de inflexión para el sector eléctrico brasileño. La nueva legislación representa un avance histórico en la relación de los brasileños con la energía. Por primera vez, los consumidores ya no se encuentran en una posición meramente pasiva y ahora tienen la posibilidad real de actuar de forma proactiva, con la perspectiva de acceder al mercado energético libre en todo el país.
Hoy en día, la realidad para muchas personas es pagar facturas de energía cada vez más altas sin saber exactamente por qué. La factura llega a fin de mes y, para la mayoría, sigue siendo un misterio: ¿qué pesó más? ¿El aire acondicionado? ¿La ducha? ¿El refrigerador? ¿Hubo alguna variación en el consumo? ¿Por qué?
Esta falta de previsibilidad y claridad ayuda a explicar por qué el sector eléctrico todavía se percibe como técnico, distante e inaccesible para el público. A diferencia de otros servicios cotidianos, aún no se percibe la posibilidad de elegir o comparar alternativas. Las relaciones de los consumidores con la telefonía, la banca e internet ya han evolucionado hacia un modelo de elección, intercambio y personalización. Pero, en el caso de la energía, seguimos atrapados en una dinámica prácticamente idéntica a la de hace décadas: estática, impuesta y con poca transparencia. Dependemos de un servicio esencial sin autonomía real sobre cómo lo consumimos y pagamos.
La buena noticia es que nos enfrentamos a un cambio profundo. La apertura del mercado energético libre a todos los consumidores, prevista en la nueva legislación, tiene el potencial de transformar por completo esta lógica. Por primera vez, será posible elegir un proveedor de energía considerando el precio, las condiciones, el origen de la energía y la adecuación de cada opción al estilo de vida de cada persona.
Hasta ahora, el acceso estaba restringido principalmente a clientes de media y alta tensión, como industrias y grandes minoristas, con facturas de alrededor de R$10.000 al mes. Ahora, esta posibilidad se democratizará.
En otras palabras: estamos entrando en la era de la conciencia energética.
Consumidores Empoderados. Este movimiento sitúa al consumidor en el centro de un servicio que, hasta ahora, solo recibía. Para ello, es necesario el acceso a la información. No hay elección sin comprender de dónde proviene la energía consumida, cuánto cuesta realmente y cómo varía este coste a lo largo del día. Cuando estos datos están disponibles, la factura energética deja de ser un gasto inevitable y se convierte en una herramienta de gestión.
Por eso decimos que, con el libre mercado, el ciudadano deja de ser un espectador y se convierte en protagonista. Puede comparar proveedores, optar por contratos más ajustados a su perfil y elegir, por ejemplo, energía procedente de fuentes 100% renovables.
Además, gana en previsibilidad: en lugar de sorprenderse con las fluctuaciones y los cambios de tarifa, el consumidor sabe exactamente cuánto pagará a final de mes. La tecnología acelera este proceso. Los medidores inteligentes ya permiten monitorear el consumo en tiempo real, identificar los equipos que consumen más energía y alertar cuando algo se desvía de la norma. Esto se traduce en una relación con la energía mucho más consciente, planificada y eficiente.
La transición que depende de todos. Por supuesto, esta transformación no se producirá únicamente mediante la legislación. Para que la apertura del mercado se consolide, será necesario invertir en la educación del consumidor, trasladando el tema a la vida real de las personas. Esto implica acercar a los ciudadanos a las decisiones que impactan en sus bolsillos y mostrar, de forma sencilla, cómo pequeños cambios en la rutina pueden reducir costos y brindar mayor previsibilidad. Cuando la sociedad comprende, participa; y cuando participa, transforma el sistema.
En los próximos años, la factura energética tendrá un peso aún mayor en los presupuestos familiares y empresariales. Pero la forma en que la gestionamos debe cambiar significativamente. El poder de elección es parte esencial de este cambio: permite que cada persona se vea a sí misma como un agente activo en la transición energética, contribuyendo a un consumo más sostenible, eficiente y consciente.
Más que abrir el mercado, estamos ampliando posibilidades. Es un movimiento que permite a cada brasileño comprender, elegir y participar activamente en la nueva era del sector eléctrico.
Fuente: AXES
