Los subsidios, el desplome de la producción y el agotamiento de los megacampos anticipan un desafío mayúsculo para el presidente Rodrigo Paz. Advierten que el modelo es insostenible y que Bolivia deberá importar gas y GLP si no atrae inversión
La gestión del presidente Rodrigo Paz, metafóricamente, recibirá una bomba de tiempo en el campo energético. Los pocos datos transparentes muestran que en 2024 la estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) cerró con desequilibro financiero a raíz de la cadena de subsidios que generaron una pérdida de Bs 11.711 millones, evaporados en subsidios, costos logísticos y precios congelados.

A primera vista, según los documentos, YPFB cierra la gestión 2024 con una cifra que parece alentadora: una utilidad neta de Bs 1.093,7 millones, más del doble de los Bs 418,3 millones registrados en 2023. Pero debajo de ese aparente repunte financiero se esconde un dato mucho más preocupante: las ventas en el mercado interno generaron pérdidas por Bs 11.711 millones. En otras palabras, la estatal petrolera pierde dinero cada vez que vende combustible dentro del país.

Fuente: El Deber

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