La consultora Benchmark advierte que la sobreoferta global mantendrá los precios bajos hasta 2027, pero Sudamérica emerge como el gran ancla de competitividad. Por primera vez desde el boom de 2022, el litio enfrenta una etapa prolongada de precios deprimidos. El mercado, que hace apenas tres años vivía un rally histórico con cotizaciones por encima de los 70.000 dólares por tonelada, hoy se estabilizó en torno a 9.000–9.600 dólares por tonelada de carbonato e hidróxido de litio, según datos de Benchmark Mineral Intelligence.
El analista principal de la consultora, Federico Gay, lo sintetizó así durante el XIV Seminario Internacional del Litio en Catamarca: “Estamos produciendo más litio del que el mundo demanda. La sobreoferta y los inventarios elevados están presionando los precios, pero la demanda estructural sigue creciendo de forma robusta”.

Hace solo diez años, el mundo demandaba 166.000 toneladas de litio. Hoy el consumo supera 1,3 millones de toneladas, un salto de más de ocho veces. Y la tendencia no se detiene: Benchmark proyecta que para 2035 la demanda alcanzará 3,8 millones de toneladas, impulsada por la transición energética, los autos eléctricos y el almacenamiento de energía.

En 2025, el consumo crecerá un 24%, con el 65% de la demanda proveniente del sector automotriz y el 30% del crecimiento global concentrado en China. Europa (incluido Reino Unido) aportará un 28% adicional y Estados Unidos, un 9%.

Según Benchmark, el mercado de litio crecerá a un ritmo compuesto del 10% anual hasta 2040, un desempeño sin paralelo entre los metales industriales. Para 2030, la demanda se habrá duplicado, y hacia 2040 tres cuartas partes del litio se destinarán a autos eléctricos.

En 2015, los usos industriales -cerámicos, lubricantes, farmacéuticos- representaban el 38% del consumo. Hoy equivalen al 11%, desplazados por las baterías. Pero el mercado sigue siendo inmaduro: los precios reaccionan más al ánimo que a los fundamentos. En el tercer trimestre de 2025, por ejemplo, el hidróxido subió 21%, el carbonato 13% y el espodumeno 33%, pese a que no hubo pérdida real de producción. Oferta en expansión: el impacto africano y el peso sudamericano La producción global pasó de 1,27 millones de toneladas equivalentes de carbonato de litio (LCE) en 2024 a 1,47 millones en 2025, según la presentación de Gay. El crecimiento se explica por la irrupción de África, que aportará 100.000 toneladas nuevas, principalmente desde Zimbabue, Malí y Nigeria, apoyadas por capitales chinos.

China sumará 38.000 toneladas, y Sudamérica -con Argentina, Chile y Brasil- aportará otras 40.000, consolidando un incremento global del 15%. En conjunto, África y Sudamérica son hoy las únicas regiones donde los costos operativos promedio siguen por debajo de 10.000 dólares por tonelada, mientras cerca del 50% de los proyectos del mundo operan por debajo del umbral de rentabilidad.

Sudamérica: el nuevo eje productor mundial

Benchmark proyecta que Sudamérica se convertirá en la principal región productora de litio en 2027, superando a Australia. En la estructura de producción regional, Chile representa el 33% del volumen, Argentina el 52% y Brasil el 15%, con tecnologías que combinan salmueras, roca dura y extracción directa (DLE).

El DLE -que permite recuperar más litio y reducir el impacto ambiental- será el segmento que más crecerá en la próxima década, multiplicando su participación en el total regional. China mantiene entre 60% y 65% de la capacidad de procesamiento químico mundial, abastecida por minerales provenientes de África y Australia. En cambio, Sudamérica tiene baja demanda interna, pero exporta a los tres grandes polos consumidores: China, Europa y Norteamérica, lo que le otorga una posición geopolítica privilegiada.

Valor agregado: oportunidades y límites

Durante su exposición en Catamarca, Gay abordó un debate recurrente en Argentina: la industrialización local. “Fabricar baterías en el país sería un sueño, pero hoy no tenemos los materiales ni la energía necesaria”, reconoció. Para producir celdas se requieren cobalto, níquel y grafito, que no se extraen en Argentina, y un entorno industrial de alta complejidad.

El analista planteó que la mejor estrategia de valor agregado a corto plazo consiste en construir alianzas con las regiones consumidoras, integrando al Triángulo del Litio dentro de las cadenas globales, más que intentar reproducir toda la cadena en el territorio.

Fuente: Río Negro