Informe destaca experiencias exitosas en el mercado brasileño para expandir la participación de los biocombustibles en la matriz energética.
En medio de la búsqueda de soluciones verdes, el país busca expandir la bioenergía, pero enfrenta presiones sobre el uso del suelo y una crisis interna en el sector de los combustibles.

En la trayectoria global de sustitución de combustibles fósiles para limitar el calentamiento global a 1,5 °C para 2100, la bioenergía deberá dar un salto en la matriz energética, especialmente en sectores como la aviación y el transporte marítimo, lo que requiere acciones coordinadas de los sectores público y privado, un territorio que Brasil lleva décadas explorando.

Esta es una de las conclusiones de un informe publicado hoy (16 de octubre) por la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA), encargado por la Presidencia brasileña de la COP30.

Brasil busca movilizar apoyo para el compromiso presentado esta semana de cuadruplicar la producción y el consumo de combustibles sostenibles para 2035, específicamente en sectores donde la electrificación sigue siendo un desafío.

También es una estrategia para superar la resistencia y expandir los mercados de biocombustibles tradicionales como el etanol y el biodiésel, además de posicionarse como futuro proveedor de combustibles fósiles para aviación (SAF).

En el estudio publicado este jueves, Irena indica que la bioenergía deberá contribuir con el 12% del consumo final de energía para 2030 y el 15% para 2050 en el escenario de 1,5 °C.

Sin embargo, alcanzar su máximo potencial requiere un enfoque integral.

Una estructura institucional adecuada, objetivos consistentes a largo plazo, un compromiso productivo, la cooperación internacional y la innovación son los requisitos previos que enumera la agencia para superar barreras como la incertidumbre política, la preparación tecnológica, los costos, las complejidades de la cadena de suministro y los riesgos para la sostenibilidad.

Aquí es donde Brasil se presenta como un caso de estudio para que otras economías lo consideren.

"En consonancia con la perspectiva global de Irena, la experiencia de Brasil, en particular con el bioetanol, ejemplifica un modelo convincente para la descarbonización sostenible", afirma el informe (.pdf).

"Ofrece una vía competitiva y de bajo costo, que contribuye significativamente a las transiciones energéticas globales", añade. El vicepresidente y ministro Geraldo Alckmin participa en la Pre-COP30 en Brasilia, el 13 de octubre de 2025 (Foto: Rafa Neddermeyer/COP30 Brasil Amazônia/PR) Pre-COP30

Con la bioenergía, Brasil tiene resultados concretos que demostrar en la COP30, afirma Alckmin. El país de los biocombustibles. La caña de azúcar, la leña, el maíz, la soja y otras biomasas representaron casi el 33% de la producción de energía primaria de Brasil en 2024, mientras que las industrias del azúcar, el etanol y el biodiésel representaron el 19%.

Esto es casi tres veces el promedio mundial. A nivel mundial, la bioenergía representó aproximadamente el 11% del consumo final total de energía en 2022, según el estudio. La diferencia es aún mayor en el sector del transporte. Mientras que la cuota promedio mundial de energías renovables representó el 3,9 % en 2021, Brasil alcanzó el 25,7 % en 2024.

Para la agencia, marcos legales como RenovaBio, que premia la eficiencia energética y ambiental de los biocombustibles, y la Ley de Combustibles del Futuro, que establece mandatos, son ejemplos de herramientas para impulsar la participación de las energías renovables en la matriz del transporte.

"A medida que crece la demanda mundial de energías renovables, la experiencia brasileña ofrece perspectivas para que otras naciones desarrollen sus sectores bioenergéticos", afirma Irena.

Centro de Tecnología e Innovación Agroindustrial de Acelen Agripark, en Montes Claros (MG), para la producción de SAF y diésel verde (HVO) a partir de macaúba (Foto: Ricardo Botelho/MME). Deforestación Cero.

Con la caña de azúcar y la macaúba, Brasil puede expandir la producción de biocombustibles sin deforestar. Rompiendo barreras. El documento llega en un momento delicado tanto a nivel nacional como internacional.

A nivel nacional, Brasil atraviesa una crisis en el sector de combustibles, marcada por el fraude, la evasión fiscal y el lavado de dinero, así como por incumplimientos de RenovaBio y esquemas para eludir los objetivos y mandatos de las políticas de biocombustibles.

Al mismo tiempo, mientras intenta comercializar su bioenergía como una solución climática, el país se enfrenta al escrutinio internacional sobre la sostenibilidad de su agroindustria. (Bloomberg)

En el informe, Irena destaca la importancia de garantizar que la industria emergente de biocombustibles adopte prácticas transparentes y trazables con respecto al medio ambiente y la sociedad. También aboga por la certificación independiente de la producción.

Otro punto clave es la cooperación internacional. La agencia considera importantes alianzas como la Alianza Global de Biocombustibles (GBA) para el intercambio de tecnologías, la eliminación de barreras comerciales y regulatorias, y la creación de estándares de sostenibilidad.

Fuente: AXES