La percepción del mercado es que Brasil sigue perdiendo oportunidades frente a otros países.
RÍO DE JANEIRO y BRASILIA — El grupo de trabajo (GT) para discutir la regulación de la energía eólica marina, anunciado la semana pasada por el Consejo Nacional de Política Energética (CNPE), frustró definitivamente las esperanzas de los representantes de la industria de que el tercer gobierno de Lula celebraría la primera subasta para la transferencia de terrenos para la generación eólica marina en el país para 2026. En la práctica, los grupos de trabajo han estado trabajando en el tema desde el gobierno de Jair Bolsonaro, incluso antes de que el expresidente emitiera el Decreto 10.946 en 2022, la primera iniciativa para regular la transferencia del uso de áreas marinas para la generación de energía eólica.

En ese momento, sectores gubernamentales intentaron impulsar una subasta inicial, apostando por la energía eólica en Ceará y la infraestructura preexistente para actividades marinas en Río de Janeiro. Sin una ley, prevaleció la incertidumbre jurídica y los planes fueron abortados. La decisión de la semana pasada fue interpretada por los inversores, que aún apuestan por una solución, como un nuevo aplazamiento, frustrando las expectativas.

Fuentes informaron a la agencia que existe la percepción de que Brasil sigue perdiendo oportunidades frente a otros países, especialmente en un momento en que las inversiones huyen de Estados Unidos debido a las políticas antieólicas de la administración de Donald Trump. Las quejas se dirigen al Ministerio de Minas y Energía (MME), pero reflejan la percepción de que el gobierno, en su conjunto, no cree en los proyectos o no está convencido del sentido de urgencia que defienden los inversores.

La energía eólica marina enfrenta críticas tanto dentro como fuera del gobierno por ser más cara, mientras que existe un gran potencial en tierra firme. Esto ocurre en un momento en que una crisis con miles de millones de dólares en pérdidas está devastando el sector de las energías renovables debido a los recortes obligatorios de generación (restricción), un campo de batalla en el Congreso Nacional, que está acumulando medidas provisionales para el sector.

Ya se ha redactado un proyecto de decreto para regular la generación marina y se ha discutido con ejecutivos del sector. Sin embargo, el nuevo GT tendrá 270 días para presentar al CNPE las directrices para reglamentar la Ley 15.097/2025, que estableció el marco legal para la energía eólica marina. Según Gustavo Ataíde, Secretario Nacional de Transición Energética y Planificación del MME, quien ocupa el cargo desde junio, el decreto propuesto debería presentarse en el primer semestre de 2026, tras nuevas rondas.

En otras palabras, el texto debería iniciar su tramitación interna en el gobierno durante un año electoral. Antes de la creación del GT, el MME abrió una consulta pública en julio para mejorar la metodología de selección de áreas para la generación eólica marina, utilizando criterios técnicos, ambientales, económicos y sociales.

Se esperaba que el material sirviera de base para la redacción del decreto. Sin embargo, según algunas empresas que participaron en el proceso, las contribuciones aún no se han analizado.

Entre los puntos por definir se encuentran:

La definición previa de la ubicación de los prismas, los "bloques" para la generación de energía marina; El procedimiento para que las empresas interesadas presenten propuestas prismáticas en cualquier momento; La solicitud de una declaración de interferencia previa (DIP), un paso de validación de viabilidad previa que se compara con otras actividades, como la pesca, la navegación y la producción de petróleo y gas; Sanciones y penalizaciones aplicables en caso de incumplimiento de las obligaciones establecidas en las concesiones; Y los requisitos obligatorios de calificación técnica, económica, financiera y legal, además del fomento de la industria nacional. Los funcionarios gubernamentales (y las grandes empresas) quieren evitar la contratación especulativa en estas áreas.

Al ser contactado por la agencia Axis, el Ministerio de Minas y Energía no respondió a las preguntas sobre el cronograma ni sobre el riesgo de que el país pierda la primera subasta offshore durante el tercer mandato de Lula.

Fuga de inversiones

"Desafortunadamente, el cronograma no cumple con las expectativas del mercado. Necesitamos realizar una subasta en el primer semestre del año, o Brasil podría quedar en el olvido como un potencial actor offshore", declaró a Agência Axios Edisiene Correia, directora de Nuevos Negocios de Shizen en Brasil. "Presentar un informe en el primer semestre del año significa posponer la subasta un año y medio", estima. Shizen ocupa el segundo lugar en Brasil en cuanto a solicitudes de licencias para parques eólicos marinos, con 18 GW en seis estados, solo por detrás de Petrobras, con diez proyectos que suman 23 GW.

Es una de las pocas empresas que presentó una solicitud de DIP ante la Agencia Nacional de Petróleo, Gas Natural y Biocombustibles (ANP), que la denegó; sin decreto, es imposible. Cabe recordar que cada proyecto superior a 1 GW requiere, en promedio, una inversión mínima de 1.500 millones de dólares (más de 8.000 millones de reales al tipo de cambio actual).

Según EPE, en un escenario de expansión moderada del sector, con 4 GW instalados para 2035 y 16 GW para 2050, las inversiones podrían alcanzar aproximadamente 40.000 millones de dólares (214.000 millones de reales) para entonces. “Estamos sin esperanza. Brasil puede ser “Se les ha olvidado como un actor potencial”, declaró a Axis un representante de una empresa con proyectos también bajo licencia con Ibama.

La frustración es aún mayor porque se esperaba que el decreto se publicara para la COP30, en noviembre de 2025, en Belém. Según informó Axis, GWEC, Abeeólica e IBP esperaban que el gobierno aprovechara el evento internacional para anunciar la fecha de la primera subasta, algo que es improbable que ocurra.

Se espera que otras empresas abandonen el mercado brasileño, como ya ocurrió con la danesa Copenhagen Infrastructure Partners (CIP) y la australiana Corio Generation, que suspendieron sus actividades en Brasil, posponiendo inversiones multimillonarias por falta de plazos claros. CIP tiene 7,2 GW bajo licencia con Ibama a través de Bosford Participações, y Corio planeaba desarrollar cinco parques eólicos marinos en Brasil, con un total de hasta 6 GW. TotalEnergies, con otros 12,1 GW en pedidos, también ha reasignado a su equipo responsable de la energía eólica marina en Brasil a otras áreas.

Los inversores están desviando recursos a otros países de Latinoamérica, como Colombia y Chile, y de Asia-Pacífico, como Taiwán. Año electoral e incertidumbre En 2026, las campañas electorales comienzan en agosto, con la primera y la segunda vuelta en octubre.

Si bien las subastas pueden celebrarse durante el período electoral, existen restricciones legales sobre publicidad y actos administrativos que podrían interpretarse como favoritismo político. En 2022, el entonces presidente Jair Bolsonaro también intentó acelerar la primera subasta marina mediante la publicación de un decreto. Sin embargo, el proceso se estancó debido al riesgo de litigio y la incertidumbre en torno al modelo regulatorio. Ahora, bajo el mandato de Lula III, el impasse parece repetirse.

"La fecha límite para la presentación de un informe regulatorio, a finales del primer semestre del próximo año, podría ser más rápida, especialmente porque este Grupo de Trabajo lleva mucho tiempo trabajando en este tema", declaró otra fuente a Axis. Aun así, el anuncio del Grupo de Trabajo fue positivo. Según las fuentes, por primera vez, el Ministerio de Minas y Energía (MME) presentó un cronograma, aunque genérico. "Se espera que el Grupo de Trabajo agilice el proceso regulatorio que la industria ha estado esperando", afirmó la misma fuente.

EDF Power Solutions, que cuenta con cinco proyectos offshore bajo licencia con Ibama (10,3 GW en tres estados), adoptó un tono más optimista. "Recibimos con entusiasmo la creación del Grupo de Trabajo. Este es un hito importante para el desarrollo del sector en Brasil, especialmente por la clara definición de los marcos legales y los plazos establecidos", declaró la empresa a la agencia Axis.

Siete años de debate (y numerosas sanciones) En 2018, el entonces senador Fernando Collor (PTC/AL) presentó el primer texto para la energía eólica marina (Proyecto de Ley 11247/2018).

En 2022, el entonces presidente Jair Bolsonaro emitió el decreto (10.946/2022) sobre la transferencia del uso del suelo para la generación de electricidad marina, definiendo dos procedimientos: transferencia independiente (iniciativa privada) y transferencia planificada (iniciativa gubernamental).

En ese momento, el Senado identificó un riesgo de litigio, lo que llevó a la tramitación del proyecto de ley en el Congreso Nacional, presentado en 2021 y redactado por el entonces senador Jean Paul Prates (PT/RN). Tras intensos debates en el Congreso, que incluyeron incentivos, el texto incluye disposiciones para carbón, gas natural, pequeñas centrales hidroeléctricas (PCH), plantas de biomasa y parques eólicos terrestres. La ley fue aprobada por la Cámara de Diputados en 2023 y por el Senado en diciembre de 2024. El presidente Lula promulgó la ley en enero de 2025, con vetos a incentivos no relacionados con los parques eólicos marinos.

En junio de 2025, el Congreso anuló los vetos presidenciales y extendió los contratos para pequeñas centrales hidroeléctricas (PCH), plantas de biomasa y parques eólicos terrestres por hasta 20 años. En julio de 2025, el Ministerio de Minas y Energía abrió una consulta pública para mejorar la metodología de selección de áreas para la actividad, con criterios técnicos, ambientales, económicos y sociales para identificar áreas viables.

En octubre de 2025, el Consejo Nacional de Política Energética (CNPE) aprobó la creación del GT-EO para regular el marco legal de la energía eólica marina.

Fuente: Axis