En un intento por contener el desplome del precio del crudo, la OPEP anunció recientemente una suba de producción de apenas 137.000 barriles diarios a partir de noviembre, muy por debajo de los 500.000 barriles que esperaba el mercado. La medida, más simbólica que efectiva, busca enviar una señal política: el cartel no está dispuesto a inundar el mercado en un contexto de precios en baja.
La semana pasada, el Brent, referencia para Argentina, perforó los U$S 65 por barril, acumulando una caída del 18% en lo que va del año. Según analistas, el riesgo de sobreabastecimiento es alto. La consultora Rystad Energy estima que el mercado enfrentará un superávit de 2,2 millones de barriles diarios en el último trimestre de 2025.
La mirada de la AIE
La Agencia Internacional de Energía (AIE) advierte que el equilibrio entre oferta y demanda será difícil de sostener. En su último informe, proyecta que la demanda global crecerá unos 740.000 barriles diarios en 2025, con fuerte desaceleración en países emergentes. En la OCDE, incluso se espera una contracción del consumo en el segundo semestre.
Por el lado de la oferta, en agosto la producción global marcó un récord de 106,9 millones de barriles diarios. La OPEP+ comenzó a desmontar sus recortes, mientras que los países no miembros del bloque, como EE.UU., Brasil, Canadá, Guyana y Argentina, operan cerca de sus máximos históricos. Según la AIE, esta dinámica podría llevar a un mercado con exceso de oferta sostenido. De hecho, estima que los precios del Brent se mantendrán en una franja entre U$S 50 y 54 en 2026, lo que obligará a los países productores a ajustar sus estrategias de inversión y exportación.
Para la Argentina, estos movimientos globales son clave. Con una estrategia de expansión exportadora basada en el shale de Vaca Muerta, un precio internacional deprimido puede poner en riesgo la rentabilidad de los proyectos. Informes del sector indican que el umbral de equilibrio para el crudo no convencional argentino ronda los U$S 45 por barril. El escenario desafiante obliga a replantear expectativas: el país busca posicionarse como exportador neto, pero debe lidiar con un mercado internacional saturado, precios volátiles y restricciones geopolíticas que también afectan las rutas comerciales.
Entre la cautela y la sobreoferta
Mientras la OPEP+ intenta mantener cierto orden en el mercado, el crecimiento sostenido de los productores no OPEP+, el aumento de las reservas globales y la debilidad en la demanda conforman un cóctel de presión bajista para los precios.
Aún si el conflicto entre Rusia y Ucrania o las sanciones a Irán generan sobresaltos, los analistas coinciden en que el gran desafío del mercado petrolero para 2025 y 2026 será evitar una nueva etapa de exceso crónico de oferta. En ese contexto, el informe de la AIE advierte que países como Argentina deberán moverse con cautela para no perder terreno en la competencia global del crudo.
Fuente: El Economista