La mitad de la electricidad que consume el país proviene de energía nuclear, hidroeléctrica o renovable.
Su uso permite ahorrar más de 1.000 millones de dólares al año en sustitución de importaciones de energía o al generar saldos exportables. Las energías renovables y el plan nuclear sumarán más dólares tras el boom de Vaca MuertaLas energías renovables ahorraron 10.000 millones de dólares en importaciones de

La historia de la energía como vector de desarrollo en la Argentina no solo está vinculada al petróleo y el gas, sino también a otras fuentes que permiten diversificar la matriz, adaptar al país a la demanda mundial de descarbonización y bajar los costos de abastecimiento. La energía térmica, con base en combustibles líquidos o gaseosos, aportó el 51,3% de la electricidad en 2024. El resto tiene otras bases.

En ese espacio se ubican la energía nuclear, donde el país tiene tres centrales -una de ellas en proceso de extensión de vida útil-, las represas hidroeléctricas y las energías renovables. La multiplicidad de fuentes de energía que no contaminan y despachan electricidad al sistema permite sustituir importaciones y generan un mayor superávit en la balanza comercial. Son los dólares detrás del boom de Vaca Muerta.

Energía nuclear

La creación de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) en 1950 fue el puntapié para el desarrollo de la tecnología nuclear en la Argentina, hace ya 75 años. Casi un cuarto de siglo más tarde, en 1974, se inauguró Atucha I, la primera central nuclear del país, que el año pasado llegó al final de su vida útil y ahora está en proceso de extensión, con una nueva puesta en marcha prevista para 2027. Las tres centrales atómicas argentinas generaron el año pasado un 7,2% de la energía eléctrica que consumió el país, pero esta tecnología, que volvió a ganar relevancia mundial, se perfila para tener más importancia desde la próxima década.

Es que a partir de la demanda de energía para el desarrollo de la Inteligencia Artificial (AI, por sus siglas en inglés) generativa, el minado de criptomonedas y los data centers que los arrojan, la tecnología nuclear podría abastecer ese consumo con electricidad barata y firme durante las 24 horas del día, sin la intermitencia que aún tienen las renovables -a falta de almacenamiento a gran escala en baterías de litio-.

El "Plan Nuclear" del presidente de Nucleoeléctrica Argentina (Nasa), Demian Reidel, establece la construcción de cuatro pequeños reactores modulares de 300 megavatios (MW) cada uno, que podrían instalarse al lado de Atucha I y II, en la provincia de Buenos Aires, para duplicar la capacidad conjunta de ambas centrales. Argentina también podría abastecerse de su propio uranio y ser exportador mundial del mineral, principalmente a los Estados Unidos.

Energías renovables

Las renovables, principalmente la generación eólica y solar, tuvieron impulso legislativo desde 2015 y ahora representan casi 20% del consumo eléctrico del país. Su progresiva instalación ahorra divisas en importaciones de gasoil, fuel oil y gas natural por más de US$ 1.000 millones al año, además de su contribución con un medio ambiente más limpio.

Buena parte de las industrias contrataron en el mercado privado su abastecimiento de energía con fuentes renovables, ya que así pueden abrir mercados en Europa, continente atento a la huella de carbono de los bienes que consume.

Según los datos de la Cámara de Generadores y Cadena de Valor de Energías Renovables (CEA) y empresas del sector, "alrededor del 18% del total de la demanda del sistema eléctrico es cubierta por las renovables en 2025 y hubo un pico de 20,8% en abril". Más de dos tercios de la generación eléctrica renovable corresponde a la energía eólica, donde se instalaron unos 4.348 megavatios (MW), mientras que también hay 2.080 MW de energía solar, 502 MW de pequeñas centrales hidroeléctricas y 333 MW de biomasa y biogás. Las renovables tienen un total instalado de 7.263 MW.

En este momento están en construcción parques de energías renovables por unos 4.000 millones de dólares, que se inaugurarán entre 2025 y 2027, aún con una limitación en las redes por falta de capacidad de transporte entre las regiones con potencial de generación y las zonas de mayor consumo energético.

En 2024, el promedio anual fue de 16,3% y la penetración en la demanda sigue creciendo año a año; se espera que en 2025 el promedio alcance un 19%, apenas por debajo del 20% que marcaba la ley rectora para esta incipiente industria, sancionada hace 10 años. En 2018 el promedio anual había sido del 2,5%.

Otra cosa que destaca la cámara de empresas del sector es que en los últimos nueve años la instalación de energías renovables permitió ahorrar 10.000 millones de dólares, ya sea en importaciones de combustibles o al generar mayores excedentes para exportación.

Energía hidroeléctrica

En tanto, las represas hidroeléctricas componen el resto de la oferta de energía argentina. Con un desarrollo que empezó a fines del Siglo XIX, esta tecnología tuvo su boom entre las décadas de 1970 y 1980, cuando se hicieron las principales centrales.

Yacyretá y Salto Grande son binacionales (se comparten con Paraguay y Uruguay, respectivamente) y aportan la mayor cantidad de energía al sistema nacional, aunque el foco actual está puesto en la re-privatización de las represas sobre el río Limay y el río Diamante, que podrían aportar unos 1.000 millones de dólares al Gobierno en los próximos dos años por nuevos contratos de concesión.

Fuente: Clarín