Los mandatos para el uso de hidrógeno bajo en carbono para producir nuevos combustibles son una alternativa para inducir la demanda
El proceso competitivo para acceder a subsidios gubernamentales de R$ 18,3 mil millones – dentro del Programa de Desarrollo de Hidrógeno con Bajas Emisiones de Carbono (PHBC) – destinados a la comercialización de hidrógeno con bajas emisiones de carbono en Brasil se encuentra en fase de definición, con una consulta pública abierta por el Ministerio de Hacienda para establecer el modelo y los criterios de subasta.

Y uno de los mayores desafíos será estimular la creación de demanda interna, evitando que todo el hidrógeno producido se destine a la exportación. Experiencias internacionales, como la de la Unión Europea y Corea del Sur, ofrecen algunas lecciones aprendidas, pero Brasil debe adaptar estos modelos a sus particularidades.

La preocupación del gobierno por fomentar la demanda interna de hidrógeno con bajas emisiones de carbono es justificable. Al fin y al cabo, además de ser un producto de exportación, también puede ser una herramienta esencial para la transición energética y la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.

Es la oportunidad para descarbonizar la industria nacional y desarrollar nuevas cadenas productivas verdes.

Modelos en discusión

En este sentido, la participación en consorcios, donde los productores y consumidores de hidrógeno compiten entre sí con contratos de suministro garantizados, aparece como una de las soluciones sobre la mesa. Una de las ventajas de este enfoque es asegurar que la oferta esté alineada con la demanda, garantizando precios competitivos y estabilidad del mercado.

Además, también surge la posibilidad de crear subastas sectoriales, como la de fertilizantes o la de generación térmica, que podrían orientar el uso del hidrógeno a sectores estratégicos, fortaleciendo la industria nacional y reduciendo la dependencia de las importaciones, como es el caso de los fertilizantes fósiles. Sin embargo, es importante resaltar que cualquier mecanismo de generación de demanda no debe ser impedimento para que la industria del hidrógeno en Brasil atienda también al mercado internacional, que está más avanzado y tiene mayor apetito.

experiencia de subasta

Una alternativa a la creación de demanda a través del proceso competitivo sería el establecimiento de mandatos legales para el uso del insumo, como en la ley de Combustible del Futuro para la producción de SAF, por ejemplo, o mandatos para fertilizantes producidos con amoníaco verde, e incluso subastas de energía centradas en el hidrógeno. La experiencia brasileña con las subastas de energía eólica y solar ofrece lecciones importantes. Las subastas exclusivas para estas fuentes renovables fueron esenciales para señalar a los inversores la existencia de contratos futuros, reducir los riesgos y atraer capital privado.

El alto índice de nacionalización de equipos y el apoyo del BNDES fueron factores cruciales para el éxito de los parques eólicos, por ejemplo. En el caso del hidrógeno, es fundamental replicar esta estrategia, logrando que las subastas no solo impulsen la producción, sino que también alienten la creación de una cadena de valor local, con beneficios económicos y ambientales para el país.

Ejemplos internacionales

A nivel internacional, las subastas han demostrado ser una herramienta eficaz para impulsar el hidrógeno. La Unión Europea, por ejemplo, utiliza subastas bilaterales, que combinan oferta y demanda, minimizando los riesgos para ambas partes y revelando los costos reales de producción. Y se encamina hacia la segunda subasta que subvenciona proyectos de hidrógeno renovable dentro del bloque, a través del Banco Europeo del Hidrógeno (EHB).

La iniciativa H2Global también dio inicio a la segunda subasta mundial de hidrógeno verde. A diferencia de la subasta EHB, ésta está dirigida a la compra de hidrógeno y derivados en los mercados internacionales, con un presupuesto total de 2.500 millones de euros. El programa H2Global es una subasta doble que compra productos de hidrógeno verde al precio más bajo posible en el mercado global y los revende al mejor postor en Alemania o la Unión Europea.

La diferencia de costes entre el precio de compra y el precio de venta se compensa con financiación pública. Corea del Sur, por su parte, optó por una estrategia sectorial, y concluyó la primera subasta global para la generación de energía limpia a partir de hidrógeno, con criterios que priorizan la reducción de emisiones en el sector.

Desafíos y oportunidades

Uno de los mayores desafíos es evitar que la presión por los precios bajos en las subastas comprometa la viabilidad de los proyectos o excluya a los pequeños productores, como destaca un informe de la Agencia Internacional de Energías Renovables (Irena). La agencia también destaca que la falta de competencia, por otro lado, puede resultar en precios elevados, perjudicando la competitividad del hidrógeno bajo en carbono.

Por ello, la entidad recomienda que el diseño de la subasta debe ser cuidadoso, equilibrando la atracción de inversiones con la garantía de precios justos y la inclusión de participantes diversos. La subasta para el acceso a créditos fiscales para el hidrógeno bajo en carbono en BraEl Sil representa una oportunidad única para impulsar la industria nacional y acelerar la transición energética.

Satisfacer la demanda internacional puede generar divisas y acelerar la producción, pero es igualmente importante garantizar que el hidrógeno contribuya a la descarbonización de la industria nacional y a la creación de nuevas cadenas de producción verdes.

Fuente: ejes