Anuario Estatal de Cambio Climático en Brasil destaca desafíos para las transiciones locales
La intensa exploración del presal, los procesos industriales intensivos en energía y las emisiones residenciales y vehiculares en los estados del Sudeste de Brasil colocan a la región en la cima del ranking de emisiones relacionadas con la energía.

El Nordeste, con el 94% de la energía eólica y el 35% de la solar generada en el país, también concentra los estados que se perfilan prometedores para albergar una nueva fase de descarbonización de la economía global, con proyectos de hidrógeno verde destinados a abastecer la industria local. y exportar a Europa.

Estas son algunas conclusiones del primer Anuario Estatal de Cambio Climático en Brasil, lanzado este jueves (30/1) por el Instituto Clima e Sociedade (iCS) y el Centro Brasil no Clima (CBC), con el apoyo del Instituto Itaúsa.

São Paulo, Río de Janeiro, Minas Gerais, en el Sudeste, y Paraná y Rio Grande do Sul, en el Sur, son los cinco estados con mayores emisiones históricas relacionadas con la energía. Luego vienen Bahía (NE), Santa Catarina (Sur), Goiás (CO), Mato Grosso (CO) y Pará, en el Norte. Además de recopilar información relacionada con el clima de cada uno de los estados y del Distrito Federal, el documento señala desafíos para la política climática nacional.

Los principales son financieros y regulatorios. El estudio señala que los estados brasileños enfrentan desafíos debido a la baja Capacidad de Pago (CAPAG) y necesitan aprovechar oportunidades de financiamiento internacional, además de movilizar capital humano para satisfacer sus necesidades locales. Al mismo tiempo, esto sólo es posible con un marco sólido de leyes y regulaciones, transparencia y gobernanza, y planes de mitigación y adaptación bien estructurados.

“Los Estados deben avanzar en la construcción e implementación de sus estrategias para combatir el cambio climático, como inversiones en energías renovables en el Nordeste, planes de producción de hidrógeno verde, proyectos de recuperación de pastos degradados, pagos por servicios ambientales y bioeconomía, entre otras iniciativas”, señala.

“Por otro lado, la ausencia de planes climáticos, de recursos técnicos o financieros, o la falta de coordinación política impiden la atracción de inversiones públicas y privadas, comprometiendo el desarrollo de proyectos climáticos”, añade.

Fuente: Petronoticias