El exministro de Minas Tomás González explica los problemas que azotarán al sector energético en el país a partir de 2025. Gas, electricidad y petróleo están hoy muy emproblemados. Como para cerrar el año dándole muchas vueltas a la cabeza.
Una intervención suya en un foro la semana pasada sobre nuestro futuro en materia de gas, energía y petróleo dejó muy impresionados a los asistentes. Háganos, por favor, un resumen de sus conclusiones, porque la gente ya no sabe qué creer ni a quién… Hay que ver la foto en grande. Pensar en la energía en Colombia es básicamente pensar en tres cosas: el gas natural, la electricidad y lo que está asociado con el petróleo, como la gasolina y el diésel. Ahí está casi el 90 por ciento de la energía que consumimos. Entonces, si uno quiere saber qué está pasando, tiene que mirar cada sector. Le voy a mostrar unas gráficas que permiten entender el tema. Creo que esta (Ver gráfico 1: ‘En gas enfrentamos grandes incertidumbres’) es la más famosa que se ha hecho en la historia de Ecopetrol por lo elocuente. La presentó su presidente en marzo. ¿Qué es la franja verde clara? Lo que los productores dicen que van a producir en los próximos diez años. Eso reportan. Luego Ecopetrol dice: de los campos que están en tierra creemos que viene esto (ver la franja azul). Entonces, cuando uno mira la demanda, que es la línea verde, tenemos un hueco. Roa, presidente de Ecopetrol, dijo: tranquilos, que esto lo salva la producción offshore, o sea, lo que estamos haciendo en el Caribe colombiano, que es la franja verde oscura en el gráfico. Pero mientras tanto, este gris que llamamos “faltantes de gas” demuestra que por lo menos hasta ese año (entre 2027 y 2029) la demanda será más grande que la oferta. El gas offshore tiene que entrar a más tardar en el 2028. Estamos hablando de 25, 26, 27 y 28, cuatro años de escasez. Balance oferta nacional - demanda del país. Balance oferta nacional - demanda del país. Foto:EL TIEMPO
Expliquemos un poco qué es la producción 'offshore'... (Ver gráfico 2: ‘¿Qué opciones tenemos?’) Estos proyectos que están en el Caribe son básicamente cuatro. En algunos de ellos, Ecopetrol está solo, o con Petrobras, o con Shell y con Oxy. Vino esa tutela famosa que nos prohibió llamar así al proyecto Uchuva, el más adelantado, y lo paró. Ordenó que se rebautizara Sirius, por exigencia de las comunidades indígenas de la región. Ya en la siguiente instancia, la justicia negó esa tutela y pidió que se fueran adelantando las numerosas consultas previas que faltan. Hay quienes opinan que habrá que hacer consultas hasta con las comunidades de Taganga y esas son muy muy difíciles. Ojalá esto pueda entrar a operar en 2028. Si no, el hueco se alarga más. La ministra de Ambiente tenía que entregar una licencia para que se pudiera perforar un pozo con Oxy, pero dijo que no se sentía cómoda con ese visto bueno, en vísperas de la COP16. El taladro estaba listo, son unos barcos grandísimos y, como ella se demoró, el taladro se fue. Esa decisión, con la Anla lista para entregar la licencia, atrasa el cronograma en año y medio por lo menos
Miremos en el gráfico los posibles proyectos que salvarían a Colombia... Está el clúster o el grupo de aguas ultra profundas. Está el clúster Caribe Norte o Grupo Caribe Norte; abajo está la parte de Uchuva; está el clúster Caribe Sur, y está aguas ultra profundas, que son los cuatro grandes proyectos que asegurarían que aquí habría el gas para estar tranquilos muchos años. El asunto es que en materia de gas, este gobierno ha sido completamente ambivalente… Totalmente. Pero también es cierto que el problema no se lo inventaron ellos. ¿Es cierto que la producción ha venido bajando desde 2010? Sí, en los últimos quince años ha caído un 55 por ciento. Entonces, aunque sea cierto que el problema no se lo inventó este gobierno, también es cierto que este gobierno se la tiene que jugar por el gas. Es un energético que ayuda a los más vulnerables, es muy barato, la gente lo quiere por eso, y es el combustible que nos ayudará en la transición. Pero el Gobierno no parece interesado, a juzgar por las declaraciones del Presidente de que quiere cero inversión en combustibles fósiles en Colombia. Decidimos prohibir el fracking, la peor decisión, porque previamente no evaluamos sus consecuencias. Y el fracking tiene la gran ventaja de que podría estar listo mucho más rápido y sus precios son comparables a los que hemos pagado históricamente por nuestro gas. Entonces, gas barato sí hay, lo que pasó es que con la presentación de Roa se nos está acabando el gas barato. Nos va a tocar el offshore u otras opciones mucho más caras. El fracking estaría en la mitad del tiempo y a menos precio. ¿Qué podemos esperar hoy en precios del gas? Aquí hemos pagado gas más o menos a cinco, seis dólares. De las opciones que tenemos, el gas importado será difícil que llegue por debajo de diez dólares. De hecho, están vendiéndolo hasta a dieciocho dólares. Y el gas de estos proyectos offshore difícilmente va a estar por debajo de doce, trece dólares. Los precios altos despiertan los peores instintos intervencionistas del Gobierno, porque se le disparan todos sus índices de desconfianza, como el de que el sector privado quiere explotar a la gente. Entonces, puede que logremos conseguir las cantidades, pero los precios van a ser otra historia y van a tensionar mucho la discusión energética. En el 2026 este tema será protagonista en la campaña, lo cual es muy complicado porque enreda más las posibilidades de hacer las cosas bien. ¿Pero para el 'fracking' no se hizo ninguna evaluación? Mire, se estaban haciendo los programas pilotos, bajo una evaluación de lo más rigurosa que se ha hecho en el país. Pero dijeron no, simplemente no. Acuérdese también del informe famoso que hizo Irene Vélez del gas, por cuenta del cual pusieron al Presidente a decir: aquí hay gas hasta el 2038, tranquilos. Era un informe engañoso. Ella diciendo todos los días no más exploración y Ocampo diciendo que eso no estaba decidido todavía. El Presidente siendo muy duro con los hidrocarburos, pero el ministro de Hacienda y el de Minas diciendo que la meta eran 1’000.000 de barriles. Ante estas señales, los inversionistas dicen: bueno ¿y aquí qué es lo que pasa? ¿Las térmicas no tienen unos sobrantes de gas importado? Pero hay unos temas regulatorios, porque el sistema que tenemos no lo diseñamos para situaciones de escasez. Funciona bien en épocas de abundancia, pero ahora que necesitamos ese gas, nos dimos cuenta de que se tenía que permitir que esos sobrantes se vendieran internamente para la demanda no eléctrica y permitir pasar los costos del gas a los consumidores. (También: A finales de diciembre llegará otro buque con gas importado para atender la demanda de usuarios). Y eso es lo que no permiten los reguladores… Para eso ya se ha empezado a sacar la regulación que se necesita y ya hay gas importado atendiendo la demanda no térmica. Pero el ministro sale y dice: los voy a investigar... Es muy difícil esa situación de ambivalencia, de malestar, de prevención con los privados. A mí me gusta mucho esta frase de un profesor que me marcó: “Usted puede ignorar las leyes de la economía, pero las leyes de la economía no lo ignoran a usted”. Si usted mata las inversiones, se le cae en algún momento la oferta, se le genera escasez y se le suben los precios. Pero el ADN de este gobierno le hace muy difícil poder sentarse a analizar estas cosas con desprevención y pasa lo que estamos viendo. Según esos números que le mostré, puede ser un 30 por ciento de la demanda el tamaño del hueco, eso es más de lo que consumen todos los hogares. ¿Y el gas que supuestamente importaríamos de Venezuela? Pues mire todo el tiempo que perdimos con Venezuela: que no, que tranquilos, que vamos a importar, que nos van a vender. Eso siempre fue un imposible comercial y jurídico y era un riesgo innecesario pasar a depender energéticamente de Venezuela. Entonces, en gas, eso es lo que pasa: estamos superapretados y vienen precios mucho más altos. Vamos con la electricidad… En electricidad el sistema está diseñado para que usted mire si cuatro o cinco años adelante lo que tiene le alcanza para abastecer la oferta. Y cuando la respuesta es no, hay que convocar a una subasta en la que se propongan nuevos proyectos. Así se ha expandido el sistema tradicionalmente. Pero existen varios problemas. El primero de todos, se lo explico en esta gráfica. (Ver gráfico 3: ‘Tenemos un mercado eléctrico también apretado’). Las líneas de colores son la oferta y la línea quebrada, tipo electrocardiograma, es la demanda. El punto en que la demanda empieza a ser más alta que la oferta será en el 28, más o menos. El Gobierno, consciente de eso, llamó a una subasta en febrero de este año, y en ella conseguimos solo la mitad de la energía que necesitábamos. Balance demanda firme vs. demanda media. Balance demanda firme vs. demanda media. Foto:EL TIEMPO
¿Cuánto necesitaremos? Teníamos que conseguir como 20 gigavatios hora-día y conseguimos como 10 u 11, más o menos. ¿Por qué pasó eso? Primero, porque sacar adelante los proyectos se volvió un dolor de cabeza. Es cierto que este tema con La Guajira viene de tiempo atrás, pero este era el Gobierno con las credenciales sociales para haber movido eso, y no ha ocurrido. Segundo, las señales del Presidente han sido muy complicadas. Él dice: estas empresas energéticas son unas abusadores por lo que le cobran a la gente, me voy a llevar las funciones de la Creg a Palacio. Y a los comisionados de la Creg que han pasado por ahí les dice que se vendieron a los intereses de los privados. Entonces, el Presidente no nombra a miembros de la Creg que no sean subalternos de él, o sea que ahí no hay independencia y la Creg funciona a media máquina. Los inversionistas oyen eso y se preguntan: ¿si yo invierto, será que voy a recuperar mi inversión? Probablemente no. (Vea: La Creg y Air-e anuncian estrategias para reducción de tarifas eléctricas en la Costa Caribe). ¿Entonces quién se presentó a esa subasta? Esa mitad de la energía que se consiguió fueron proyectos solares casi todos, que el Gobierno ve con buenos ojos y en zonas por fuera de La Guajira. El resto, los hidráulicos, los térmicos de gas, los térmicos de carbón, no se presentaron. Y el carbón está prohibido… Pues el carbón nos ha salvado en este Niño. Es una opción que tenemos ahí, que conocemos, que es barata, y prohibirlo realmente no va a mover la aguja en el cambio climático. Al mundo le da igual si Colombia genera o no con carbón. Al mundo no le da igual si Colombia no cuida el Amazonas. Pero que ponga una o dos plantas de carbón, eso no hará ninguna diferencia material y a nosotros sí nos va a dar un montón de tranquilidad en precios y en abastecimiento. Los generadores hicieron su propio balance, el que le mostré en el gráfico, y concluyeron que los faltantes energéticos empezarán en el 26. ¿Y qué pasa cuando la oferta y la demanda se estrechan, o la demanda es más chiquita que la oferta? Que suben los precios. ¿Pero puede llegar la situación a que haya incluso un apagón en Colombia? Le respondo: tenemos los embalses muy bajitos, hay una resolución nueva de la Creg que le pone un techo a la bolsa y eso lo que muy posiblemente haga es que se va a gastar más agua de la que se necesita. Porque si el agua es barata y no puede subir el precio, se va a gastar más. Si el agua se gasta, vamos a depender de las térmicas. Y estas llegan hasta un punto. Pero, además, no hay gas suficiente. Entonces, se están juntando todas las cosas para que el 25 y el 26 sean años muy muy difíciles en materia de seguridad energética. Electricidad y gas son la tercera parte de la energía que se consume en Colombia y tienen los bombillos rojos prendidos. Pero es cierto que legítimamente el Gobierno está muy preocupado con los precios de la energía… Creo que hay una discusión legítima de si hay abuso de posición dominante o no. Hay que darla, pero darla bien, con números. Y hay una solución muy básica: en la medida en que usted tenga más empresas en Colombia, con más inversión, que haya más jugadores y más oferta, se caen a punta de competencia las ineficiencias y los abusos de una posición dominante. Pero para eso se necesita mandar los mensajes que el Gobierno no es capaz de mandar. Decirles: yo los quiero acá, vengan, inviertan, quiero más jugadores, quiero más competencia. Eso no lo está haciendo. El mensaje ha sido que son abusadores del consumidor y así es muy difícil sentarse a construir algo. La realidad nos está alcanzando en electricidad y en gas. Pasemos al tercer tema: petróleo. Con el petróleo tenemos dos miradas. Una, lo que pasa con la producción bajo el gobierno Petro, y la otra lo que pasa con los combustibles líquidos, el diésel y la gasolina. Y ahí ha habido dos cosas diferentes. En el caso del petróleo, el mensaje petrista fue clarísimo: aquí no queremos más de eso. Se le pueden reclamar muchas cosas al Presidente, menos que no haya dicho lo que iba a hacer en campaña, y eso lo dijo. Ni siquiera querían hacer offshore, pero se dieron cuenta de que era una mala idea. Otra cosa que ha pasado es el gran crecimiento de la conflictividad. Usted mira los datos que compila la ACP, el gremio de los petroleros, y lo que le muestra es que en 2010 se dieron por ahí noventa bloqueos y el año pasado terminamos casi con 1.500. El promedio del año pasado era de cuatro bloqueos diarios, hoy el promedio está siendo como de seis. Y esto sí ha sido durante este gobierno. Los vacíos de seguridad y el empoderamiento, en el mal sentido, de las comunidades, están haciendo esto imposible. (Vea: Producción de petróleo y gas en Colombia, en los niveles más bajos en dos y en cuatro años durante septiembre). Qué tal el ejemplo de Arauca, donde la UNGRD soltó no sé cuántos billones para que no bloquearan los campos de gas… ¿Es que sabe cuál es el problema de los incentivos? Que funcionan. Por eso es que uno tiene que ser muy cuidadoso, porque cuando da esas señales, la gente aprende rápido y dice: ah, por aquí es la cosa. Sí, el Gobierno anuncia que nos queremos salir de los fósiles. ¿Pero dónde está el plan fiscal? No lo vemos. Uno tiene que pensar a qué estamos jugando, porque queremos hacer una transición rápida, a mínimo costo, bien hecha, pero ni tenemos los proyectos, ni los estamos sacando a la velocidad que se necesita, ni tenemos un panorama fiscal que nos permita hacer la transición energética. Estamos muy muy enredados. Decía Deng Xiaoping, el arquitecto del milagro económico comunista chino, “no importa de qué color sea el gato desde que cace los ratones”. El problema es que el gobierno Petro está tan obsesionado con el color del gato que se le están escapando los ratones. El sector energético en Colombia está con una gripa muy fuerte, a punto de convertirse en una gran neumonía. El Gobierno tiene la llave. Lo que pasa es que debe entender que este es un sector en el que el Gobierno pone las reglas y los inversionistas ponen la inversión; y si no hay unas señales mínimas de que uno va a poder recuperar sus costos, no invierte.
Fuente: El Tiempo