La COP29 no aportó avances significativos, lo que frustró a quienes esperaban medidas más contundentes en materia de combustibles fósiles. La dependencia global de estos recursos, junto con la creciente demanda proyectada por la Agencia Internacional de Energía, dificulta la rápida sustitución de las fuentes fósiles. El sector petrolero, que generó alrededor de 3 billones de dólares en 2023, sigue siendo sólido, pero la demanda de petróleo descarbonizado, donde Brasil es competitivo, está creciendo.
Brasil apunta a aumentar su producción de petróleo, pero también reconoce la necesidad de diversificarse hacia fuentes renovables, invirtiendo en combustibles de aviación sostenibles y diésel renovable. La transición energética debe equilibrar la pérdida de empleos en los sectores fósiles con nuevas inversiones, y los eventos climáticos extremos podrían acelerar este cambio, con proyecciones que indican un impacto del 18% en el PIB global para 2040. China ya está demostrando avances, con el 85% de su nueva capacidad de generación de energía a partir de fuentes renovables en 2023.
Fuente: Valor Económico