El petróleo venezolano fue durante muchos años la salvación del mercado cuando estallaban los cíclicos conflictos en el Medio Oriente. Ahora, expertos analizan el papel del país en la actual crisis.
El conflicto bélico en el Medio Oriente persiste sin perspectivas claras de una tregua. Se tejen las más delirantes teorías bélicas, como que esta situación podría derivar en un conflicto mundial, donde se sumen más países, y termine en una guerra de inmensas proporciones.

“Nadie sabe hasta dónde puede llegar esto. Generalmente, ambas partes han mantenido la moderación en la violencia. El mismo Irán después de disparar unos 22 misiles dijo ‘hasta aquí’. Están respondiendo ante el ataque a Hezbollah, y el asesinato de dos de sus principales cabecillas”, señala el embajador Sadio Garavini Di Turno, doctor en Ciencias políticas por la Universidad de Roma y Phd en Ciencias Políticas de la Universidad Central de Venezuela.

Garavini dice que el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, sabe que no ganará si va a una elección, pero si hay guerra no habrá comicios.

“Es todo un manejo lleno de detalles. Francia e Inglaterra, por ejemplo, ya anunciaron que condenan el ataque de Irán. Pero Egipto y Cisjordania es otra cosa. El mundo occidental lo ve de otra manera”, indica el Embajador.

Venezuela es un aliado de Irán. “Maduro está ligado a Irán desde hace años y esta es una alianza muy peculiar”, indica el embajador, porque Irán apoya “algo” a Venezuela, mientras desde Caracas el respaldo es mucho mayor.

Venezuela no es lo más importante En este ajedrez, Estados Unidos “y sus aliados están ocupados y preocupados. Para ellos el tema de Medio Oriente es prioritario, luego Ucrania, y después China y Taiwán”, advierte Sadio Garavini Di Turno.

La vinculación con Irán, obviamente «no nos favorece», de cara a la opinión pública internacional.

Ahora bien, lo más natural es hacerse esta pregunta: ¿Venezuela puede salir beneficiada por un incremento en la demanda de crudo o por un alza sustancial en los precios del petróleo?

Hace no tanto, el avezado experto petrolero de la Universidad de Rice, Francisco Monaldi, declaró que –si el conflicto recrudecía y se prolongaba en el tiempo- Venezuela podría recoger alguna tajada.

El doctor Alberto Cisneros es CEO y presidente de Global Business Consultants, una firma que asesora a empresas petroleras –desde hace dos décadas- en buena parte de América Latina.

Cisneros expone que es preciso delimitar si esto es una guerra árabe-israelí; o es una guerra israelí contra Hamas y Hezbollah.

“Puede que sea una cosa u otra. Hasta ahora parece que se trata de ataques contra los movimientos terroristas. Varios países del Medio Oriente han firmado acuerdos de paz con Israel. Y dentro de la OPEP se oponen los shiítas iraníes contra los suníes, que son básicamente los que operan las sectas musulmanas”, limpia de polvo y paja.

Esto –opina- pareciera prevenir que el conflicto pasara a ser una guerra árabe-israelí.

Israel: dos tipos de blancos “Los blancos que puede tener en mente Israel son de orden nuclear; la otra posibilidad es que los ataques sean en los lugares desde donde sale la exportación petrolera iraní”, precisa al detalle, justo para separar que una cosa u otra tendría implicaciones muy distintas en el mundo petrolero.

Cisneros dice que, si la retaliación va sobre las fuentes petroleras, se produciría un aumento de los precios del crudo.

“La producción iraní es de 3 millones de barriles diarios, y su exportación es aproximadamente la mitad”, expone. En el mundo se consumen 100 millones de barriles por día, por lo cual el rol de Irán no hace una gran diferencia, y puede ser cubierto por Arabia Saudita, entre otros productores”.

Si los precios se disparan, y esa prima de riesgo geopolítico alcanza los 75 dólares por barril, no es nada nuevo, porque hace unos tres meses el mercado tenía ese nivel de cotizaciones.

“La única manera de aprovechar esas oportunidades fugaces, es tener suficiente capacidad de producción, y Venezuela no la tiene; no podemos pasar de 850.000 barriles diarios a –por ejemplo- 1.5 millones barriles por día en un plazo corto”, desmenuza con lujo de detalles.

Por su parte, José Toro Hardy es un experto petrolero y exdirector de PDVSA, quien cumplió un rol crucial en la Apertura Petrolera de los años 90 del siglo pasado.

“Históricamente, cada vez que se han producido conflictos en esa región del mundo, que amenazan la producción petrolera, el mundo ha vuelto los ojos a Venezuela”, dice, claro como el agua.

Y cita algunos ejemplos: El 26 de julio de 1956, cuando el presidente egipcio Gamal Abdel Nasser nacionalizó el Canal de Suez; vuelve a ocurrir en 1967, cuando –después de la Guerra de los 6 Días- Nasser bloquea el Canal de Suez; “y todo el petróleo que antes salía del Golfo Pérsico, daba la vuelta por la Península Arábica, y, a través del Canal de Suez, pasaba a los mercados, por lo que debía darle la vuelta a todo el Continente Africano”, hace un recuento histórico.

Venezuela –relata- incrementó sustancialmente la producción, y aprovechó la ocasión. “También en 1967 se produce la Guerra de Yom Kipur, y los países petroleros árabes declaran un embargo contra las naciones de Occidente. Una vez más el mundo volvió los ojos a Venezuela”, dice.

Y, así, en múltiples ocasiones. “Pero la diferencia es que en esas oportunidades Venezuela se declaró neutral, y además hoy no tenemos la capacidad de respuesta como industria”, va a la nuez del asunto.

“Acaso alguna empresa pueda intentar alguna oportunidad. Pero el gobierno de Venezuela es percibido como muy cercano a Irán; y no solo eso, sino que ha respaldado las posiciones de Hamas y Hezbollah. Al tomar partido podríamos resultar perjudicados”, remacha.

El papel de China En sus arenas, Oswaldo Felizzola es Ingeniero Mecánico, egresado de la Universidad Simón Bolívar (USB). Posee un Diploma en Gerencia de Proyectos de la Universidad Metropolitana (CENDECO) y una Maestría en Administración (MBA) del IESA (Venezuela).

Felizzola dice que el principal consumidor de crudo iraní es China. “También está el conflicto de Rusia con Ucrania, con descuentos de los rusos muy favorables a China”, apunta.

Pero aclara que Venezuela no tiene la capacidad de producción para sacar provecho de esta coyuntura entre Israel e Irán.

De momento, no se podrá superar la producción mínima estable de 850.000 barriles por día, enfatiza Felizzola.

“Si se levantaran todas las sanciones que pesan sobre Venezuela, y Pdvsa tuviera un manejo pleno de sus negocios, podríamos llegar a 1.500.000 barriles diarios, e incluso en un par de años a 2 millones. Para poder competir con Guyana o Brasil necesitamos un financiamiento que no tenemos”, se explaya.

El escenario más probable para Felizzola es que la producción llegue –cuando mucho- al millón de barriles por día en algún momento de 2025.

“Estados Unidos está produciendo 12.5 millones de barriles por día y más bien está exportando, y tiene un importante aliado como Canadá. En nuestra región, la se puede ver más beneficiada por este conflicto en el Medio Oriente es Guyana”, apunta.

Fuente: Banca y Negocios