La semana pasada, los apagones de hasta 14 horas permitieron que el nivel del embalse de Mazar suba, pero con la disminución de los cortes esos avances podrían revertirse.
La situación eléctrica de Ecuador sigue siendo crítica, con las pocas reservas de energía recuperadas en riesgo debido a factores que impiden mantener o aumentar los niveles de agua en los embalses.

La semana pasada, los apagones de hasta 14 horas permitieron que el nivel del embalse de Mazar subiera de 2 111 a 2 116 metros sobre el nivel del mar, logrando una recuperación de cinco metros. Sin embargo, con la disminución de los cortes a seis horas esta semana, esos avances podrían revertirse rápidamente.

Primero, para sostener los cortes reducidos, el complejo hidroeléctrico Paute -integrado por las centrales Mazar, Molino y Sopladora- ha tenido que reiniciar su operación, lo cual está generando una reducción del agua almacenada. Desde el lunes 4 de noviembre, la cota del embalse de Mazar ha descendido un metro y se espera que continúe cayendo si se mantiene en funcionamiento.

Otro factor que complica el suministro eléctrico es la amenazada de sedimentos en el río Coca, que alimenta la central hidroeléctrica Coca Codo Sinclair. Con su caudal disminuido, este martes 5 de noviembre hasta las 10:00 solo pudo generar 450 megavatios, utilizando seis de sus ocho turbinas, cuando su capacidad total es de 1 500 megavatios.

A este escenario se suma el retraso en la incorporación de energía térmica: la central de Quevedo aún espera motores de 50 megavatios que no han llegado al país, y hay incertidumbre sobre la entrega de otros 100 megavatios en la central de Salitral, en el Golfo de Guayaquil.

Finalmente, las lluvias recientes en el Azuay y la Amazonía fueron escasas y no lograron aportar agua suficiente para la matriz hidroeléctrica, que actualmente cubre el 63 % de la demanda nacional.

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Ecuador ha encarado la peor sequía en 60 años, que ha derivado en racionamientos de energía, una afectación en el suministro de agua potable y problemas en la producción agrícola y las telecomunicaciones, así como más de 4 000 incendios forestales en 2024.

La falta de lluvias ha reducido a mínimos históricos el nivel de los embalses de las centrales hidroeléctricas, que cubren un 70 % de la demanda nacional de energía.

La actual etapa de apagones lleva un mes. Desde la semana pasada el gobierno impuso la medida más restrictiva en lo que va del año, al ordenar 14 horas de suspensión del servicio eléctrico. En abril, el Ejecutivo ya decretó cortes de hasta 13 horas diarias.

Fuente: Ecuavisa