El shale gas abre otra ventana grande de oportunidad para el agregado de valor en una variedad de materias primas básicas petroquímicas y productos finales de alta demanda.
Una esperada quinta ola de inversiones de la industria petroquímica argentina se encuentra atada al desarrollo de los abundantes recursos del no convencional de Vaca Muerta. El escenario actual parece conjugar varios factores que pueden acelerar algunos proyectos que las empresas tenían en un avanzado estado de diseño pero aguardando las condiciones propicias para llevarlas al terreno.

Así, a la expectativa del incremento de producción del shale gas de la Cuenca Neuquina, los beneficios del Régimen de Incentivo de Grandes Inversiones (RIGI) una demanda global que tiene lugar para la producción local parecen marcar que el momento está más próximo que nunca. Si bien el país ya tiene un reconocido recorrido en el sector petroquímico, lo ocurrido en Estados Unidos en poco más de una década puede ser un espejo de los nuevos tiempos.

Allí, la expansión de la producción de shale gas determinó una fuerte caída del precio del gas natural que redujo el costo de la materia prima petroquímica, dándole a la industria en Estados Unidos una importante ventaja competitiva a nivel global. El crecimiento de las inversiones en el sector petroquímico determinó que la producción subiera fuertemente y que el país pudiera consolidarse como un exportador neto.

En un reciente informe de la consultora Economía y Energía (EyE) se analizó que si bien no es posible hacer un paralelismo entre el caso de Estados Unidos y el de Argentina, dadas las fuertes diferencias en la producción de hidrocarburos, así como por las persistentes restricciones macroeconómicas que inciden en el desarrollo de la industria local, la explotación de Vaca Muerta podría abrir la posibilidad de una nueva ola de inversiones en el sector petroquímico local.

Las inversiones en la industria petroquímica en Argentina estuvieron íntimamente ligadas al desarrollo del gas natural, en una primera instancia asociada a la mayor disponibilidad de gas natural con el comienzo de la explotación de Loma La Lata. Posteriormente, en el marco de abundancia de gas natural de la década del noventa, se produjeron importantes expansiones en la capacidad instalada.

Sin embargo, desde 2004 Argentina ha atravesado un contexto de faltante de gas, que determinó la necesidad de importar gas natural y GNL, así como combustibles líquidos alternativos para la generación eléctrica. En este marco, y ante la falta del insumo básico, el desarrollo de la industria petroquímica se vio estructuralmente limitado.

En la actualidad, dadas las perspectivas de crecimiento de la producción de gas natural asociadas al desarrollo del shale, se abre una nueva ventana de oportunidades para el desarrollo de la industria petroquímica local. El escenario más probable es que las nuevas inversiones se centren en una expansión de la capacidad instalada en productos que Argentina ya elabora, principalmente, derivados del metano (fertilizantes, metanol), así como en la cadena de separación y fraccionamiento de líquidos. Esto permitiría sustituir importaciones petroquímicas a lo largo de los próximos años.

Entre los primeros proyectos que podrían ponerse en marcha, el segmento con la mayor cantidad de proyectos es la producción de fertilizantes nitrogenados (amoníaco – urea) y en la actualidad hay en evaluación al menos tres proyectos, con distinto nivel de avance. En primer lugar, la planta de Profertil tiene un proyecto para duplicar su capacidad instalada en Bahía Blanca. En paralelo, se encuentra en estudio la instalación, también en Bahía Blanca, de una nueva planta de urea por parte de Pampa Energía, mientras que también existe un proyecto en Tierra del Fuego con la empresa china Shaanxi Chemical Industry Group para una posible instalación de una planta de elaboración de amoníaco, urea y glifosato.

Además, en lo referido a la separación y fraccionamiento del gas natural y sus componentes, la compañía Mega cuenta con un proyecto de expansión de su planta de Bahía Blanca, que permitiría aumentar en una primera etapa su capacidad de producción de propano, butano y gasolina natural en un 20%, mientras que en los próximos 5 años la misma se podría ampliar en un 50%.

El desarrollo de estos proyectos, y varios otros que apenas fueron esbozados en los últimos 12 meses, deberán competir no sólo en la disponibilidad del principal insumo que es el gas, teniendo en cuenta el desarrollo en paralelo de mega proyectos de producción de Gas Natural Licuado (GNL), sino que también deberán afrontar la principal restricción del elevado costo de capital, así como con el costo de oportunidad de otras inversiones en el sector energético.

De acuerdo a lo publicado por el Instituto Petroquímico Argentino, la elaboración local de productos de esta industria representa el 80% del consumo. La gran mayoría de las importaciones corresponde a productos finales, centralmente productos que también se producen localmente. Por su parte, la exportación de productos petroquímicos es relativamente baja, ya que es el 11% de la producción local, y se encuentra concentrada también en bienes finales.

Así, el sector representó en 2023 el 5,1% del consumo local de gas natural (5,5 MMm3/d), y los principales productos petroquímicos obtenidos en Argentina fueron urea, amoníaco, etileno, polietileno, metanol y polipropileno. Los principales productos exportados fueron polietileno, metanol, PVC y polipropileno y los importados urea, polietileno y fosfato diamónico.

Un reciente informe del sector evaluó que el sector representa el 4,2% del PBI nacional y sus exportaciones anuales son el 19% de los envíos al exterior de origen industrial, y si bien tiene un peso de apenas el 0,9% de la producción global le alcanza para ser la segunda en importancia de Sudamérica, luego del gigante brasileño.

Fuente: Mejor Informado