El viernes 25 de octubre la hidroeléctrica de Itaipú cum­plió 40 años de haber iniciado la generación de energía para Para­guay y Brasil. Gracias a su aporte tecnoló­gico y económico, a lo largo de las últimas cuatro décadas nuestro país ha recibido la más importante contribución financiera y energética de su historia.
La hidroeléctrica binacional está conside­rada como líder mundial en la producción de energía limpia y renovable. Y desde aquel octubre de 1984 hasta el año pasado pro­dujo más de 3.000 millones de megawatt hora (MWh). Tiene 20 turbinas o unidades generadoras y su potencia instalada es de 14.000 megawatios (MW).

En los últimos años suministra a nuestro país, en promedio, cerca del 86 % del mer­cado eléctrico nacional y el 9 % del con­sumo del gigante Brasil. El año 2016 pro­dujo 103.098 GWh de energía eléctrica, que se considera récord mundial en generación anual de electricidad. Entre las principa­les características de la represa se puede señalar que el volumen máximo de agua del embalse asciende a 29 billones de metros cúbicos, con una extensión de 170 kilóme­tros, con un nivel máximo de elevación de 220 metros sobre el nivel del mar. Tiene un único vertedero, no dos como Yacyretá, con 14 compuertas de 21 metros de altura y 20 metros de ancho. Su longitud es de 483 metros. La altura de la presa es de 196 metros, con un largo total de 7.919 metros.

Hay que resaltar que las excavaciones en tierra ascienden a 23,6 millones de metros cúbicos, el volumen de excavaciones en roca es de 32,0 millones de metros cúbicos, en tanto que en arcilla y otros, 11,8 millones de metros cúbicos.

Teniendo en cuenta las enormes dimensio­nes de la hidroeléctrica está considerada entre las más importantes del mundo. Es referencia internacional en cuanto a pro­ducción de energía, en los índices de utili­dad de agua y de disponibilidad de máqui­nas.

De acuerdo con la encuesta realizada por la Asociación Americana de Inge­nieros Civiles (ASCE), Itaipú está con­siderada una de las siete maravillas del mundo moderno junto con el puente Gol­den Gate, de San Francisco, EE. UU.; el canal de Panamá que fusiona el Atlántico con el Pacífico, en Panamá; el Eurotúnel que pasa bajo el canal de la Mancha, en Europa y une Inglaterra con Francia. Otra gran obra considerada en la encuesta es el edificio Empire State, de Nueva York, el Control de las Aguas del Mar del Norte, en Holanda, y la torre de la Canadian Natio­nal, en Canadá.

Aparte de proveer energía, la binacional ofrece servicios sociales de acuerdo con su política encaminada a mejorar la cali­dad de vida de las comunidades. Cumple su tarea de responsabilidad social con la creación de empleos, respeto de los dere­chos de los empleados y la gestión trans­parente de los royalties, buscando que la generación de energía se traduzca en impulso del desarrollo regional para con­tribuir a una mejor sociedad.

Luego de concluir este año la vigencia de los acuerdos energéticos y financieros acordados con Brasil al Tratado de Itaipú, nuestro país comenzará a vender la elec­tricidad a empresas privadas a precios que se estiman serán de mayor valor que los que recibía anteriormente como aporte del socio brasileño por la cesión de energía, a tarifa muy baja. Considerando todo lo aportado hasta ahora por la hidroeléctrica se puede afirmar, sin exageración, que no hay ninguna empresa ni entidad que haya realizado una cooperación de tanta tras­cendencia a la vida del Paraguay. Por eso para nuestro país, Itaipú no es solo la prin­cipal generadora de energía eléctrica, sino una de sus más importantes fuentes de ingresos genuinos y esperanza de progreso para los tiempos que vienen.

Los cuarenta años de la operación de la hidroeléctrica no son un aniversario más como cualquier onomástico. Es el inicio de una nueva historia del Paraguay en su tarea de seguir buscando su progreso para incrementar su desarrollo económico. Para ello debe aprovechar mejor la energía con la instalación de más industrias que la utilicen e impulsen la actividad econó­mica. Siguiendo el ejemplo de Itaipú, hay que crear nuevas entidades generadoras de energía aprovechando los recursos natu­rales existentes. Solo así se podrá hacer frente al futuro con posibilidades reales de buen crecimiento económico y social.

Fuente: La Nacion