Dado que el 35% de su consumo energético depende de los derivados del petróleo y del carbón mineral, la industria brasileña puede reducir ese porcentaje de fósiles a alrededor del 1% de aquí a 2050, aumentando la participación de la biomasa y la electrificación de los procesos, señala un estudio publicado este martes ( 22/ 10) por el Observatorio del Clima (OC).
La biomasa, especialmente del sector sucroenergético, que actualmente representa el 43% de la matriz energética de la industria, necesitaría saltar al 63% de participación. La electrificación de procesos pasaría del 22% actual al 30%.
El hidrógeno renovable también aparece en escena, captando el 6% de la demanda y contribuyendo a conformar un mix 99% verde.
Con esto, el informe estima que las industrias del cemento y la química, por ejemplo, podrían lograr una reducción del 80% en las emisiones de gases de efecto invernadero en comparación con el escenario político actual.
La producción de arrabio, acero y otros productos metalúrgicos podría lograr una reducción de carbono del 90%.
Esto depende, por supuesto, de la decisión política. El estudio trae una serie de recomendaciones al gobierno brasileño, que está construyendo su Contribución Determinada a Nivel Nacional (NDC) al Acuerdo de París.
Y marca la posición de las organizaciones ambientalistas: el país no necesita explorar nuevas reservas de petróleo (especialmente en Foz do Amazonas), ni extender contratos para centrales térmicas de carbón. Ver completo (.pdf)
"La revocación de la propuesta gubernamental de ampliar la exploración petrolera en nuevas fronteras, en particular en Foz do Amazonas y otras cuencas de la Margen Ecuatorial brasileña" y "la transformación de Petrobras en una empresa energética", son dos de las recomendaciones.
Así como “garantizar el desarrollo de la industria del hidrógeno con un contenido efectivo bajo en carbono, libre de gas fósil”; y “la eliminación del uso de carbón mineral para la generación de electricidad para 2027 y la reducción progresiva de su uso industrial”.
El grupo también critica las inversiones en tecnologías de captura y almacenamiento de carbono (CAC) en el sector petrolero, porque entiende que sería una forma de prolongar la presencia de fósiles en el mercado.
En este sentido, sostiene que los incentivos al hidrógeno deberían respetar un límite de 2 kg de CO2 por kg de H2 (la legislación permite 7 kgCO2/kgH2). Según el análisis, el techo aprobado por el Congreso y sancionado por el gobierno Lula (PT) deja espacio para la ruta fósil con CCS.
Fuente: ejes