El desarrollo de Vaca Muerta ha comenzado a mostrar sus efectos concretos en la economía argentina, especialmente en uno de sus puntos más débiles: la acumulación de dólares.
Analistas y economistas han ajustado sus previsiones de manera más optimista, señalando un superávit comercial energético de entre 7.300 y 13.000 millones de dólares para 2025. Según el economista Ricardo Arriazu, se espera un saldo positivo de 6.000 millones de dólares para este año, con la posibilidad de alcanzar hasta 13.000 millones en 2025.

Estas proyecciones fueron presentadas durante las Jornadas Monetarias del Banco Central, y ya encuentran respaldo en los datos oficiales. En los primeros ocho meses de 2024, la balanza comercial energética mostró un saldo positivo de 3.157 millones de dólares, una cifra que sugiere que el objetivo trazado para este año es alcanzable, dado que el período de mayores importaciones, durante el invierno, ha quedado atrás.

Nicolás Arceo, director de la consultora Economía & Energía, presentó una visión más conservadora, aunque no menos alentadora. Arceo proyecta un superávit comercial energético de 5.053 millones de dólares para 2024 y 7.340 millones para 2025. Si bien estas cifras son más modestas, representan un avance notable en comparación con los saldos neutros o negativos de años anteriores, como en 2022, cuando el saldo fue negativo por más de 4.300 millones de dólares.

El crecimiento de las exportaciones de Vaca Muerta es clave para estas proyecciones. Se espera un aumento del 22% en 2024 y otro del 10% para 2025, en paralelo con una disminución del 42% en las importaciones para este año y del 29% para el próximo.

Este escenario se apoya en la expansión de la capacidad de exportación de crudo a través del Oleoducto Transandino, que alcanzará los 95 mil barriles por día en enero de 2025, y el aumento de la capacidad de transporte de Oldeval, que llegará a 540 mil barriles por día en marzo de ese mismo año.

Los precios internacionales del petróleo y el gas también jugarán un papel crucial. Arceo estima un precio del barril Brent de 77 dólares para 2025 y un aumento del precio del gas natural licuado (GNL) a 13 dólares por millón de BTU. Otros analistas, como Daniel Dreizzen, de Aleph Energy, son más cautos y proyectan precios algo más bajos, con el Brent a 74 dólares y el GNL en torno a los 12,5 dólares.

Desde el Gobierno, el secretario de Coordinación de Energía y Minería, Daniel González, anticipó un superávit de 5.000 millones de dólares para este año y hasta 10.000 millones para 2025, lo que refleja la expectativa general de que Vaca Muerta continúe siendo un motor clave para la recuperación económica del país.

Además de las proyecciones sobre el aumento de las exportaciones, el impacto de Vaca Muerta se extiende a la reducción de las importaciones energéticas, lo que contribuye directamente al superávit comercial.

La caída del 42% en las importaciones previstas para 2024 está vinculada al incremento de la producción interna de petróleo y gas, lo que reduce la dependencia del país de los mercados internacionales. Esto no solo estabiliza la balanza comercial, sino que también fortalece la seguridad energética del país.

Otro factor relevante en este escenario es la infraestructura. Las inversiones en el aumento de la capacidad de transporte, como la expansión del Oleoducto Transandino y Oldeval, son cruciales para permitir el crecimiento sostenido de las exportaciones.

Sin estas mejoras, la capacidad de Vaca Muerta para aprovechar plenamente su potencial quedaría limitada. La infraestructura adecuada garantiza que los incrementos en la producción puedan ser efectivamente transportados a los mercados internacionales, consolidando a Argentina como un exportador energético competitivo.

Fuente: Agencias