Sin bioenergía de los mercados emergentes, el proyecto de ley de descarbonización no se cerrará, dice el colíder del grupo de trabajo sobre biocombustibles de la AIE
Aumentar o introducir porcentajes de etanol en la gasolina y biodiésel en el diésel en once mercados emergentes podría proporcionar una reducción de casi 300 millones de toneladas de CO2 al año, de los 800 millones de tCO2 que deben mitigarse en el sector del transporte, calcula el Task Force. 39, un grupo de trabajo de la Agencia Internacional de Energía (AIE) dedicado al papel de los biocombustibles en la transición.

Esto sería posible con mezclas que oscilaran entre el 5,5% y el 40%.

En Brasil, la gasolina ya está compuesta por un 27,5% de etanol y se espera que alcance el 30%, mientras que el diésel está compuesto por un 14% de biodiesel y podría llegar al 20% en los próximos años. Presentado a principios de agosto a los Ministros de Energía del G20, el estudio se lanzará oficialmente la próxima semana, durante la conferencia internacional BBEST – IEA Bioenergy 2024.

Se evaluaron escenarios en Argentina, Brasil, Colombia, Guatemala, Sudáfrica, Etiopía, China, India, Malasia, Tailandia e Indonesia, que, en conjunto, podrían representar un aumento de hasta el 117% en las emisiones globales si se mantuvieran sus tasas de crecimiento. .económico y si no hay reposición del consumo de combustibles fósiles.

“Estos países están creciendo y no son países que tengan la infraestructura para seguir la ruta de la electrificación. Esta ruta será buena para algunos países que no tienen opciones ni infraestructura para realizar la electrificación”, explica la profesora Glaucia Souza, coordinadora del programa de Investigación en Bioenergía de la Fapesp y colíder del Task Force 39.

En una entrevista con la agencia Eje, Souza afirma que los científicos calcularon la cantidad de biocombustibles que se pueden producir sin ejercer presión sobre los bosques ni competir con los alimentos. Por ejemplo, se consideraron áreas de pastos que podrían recuperarse con el cultivo de caña de azúcar, soja, maíz, entre otras materias primas que, dentro de tres años, comenzarían a capturar carbono en el suelo.

“No queremos expandirnos en los ecosistemas naturales. Tienen condiciones climáticas, tierras y conocimientos de plantación. Somos optimistas de que es posible, pero es posible con voluntad política”, comenta el profesor de la USP.

Además de reducir las emisiones cuando reemplazan a los fósiles, capturar carbono en el suelo y ser soluciones listas –muchos de estos países ya adoptan los biocombustibles, sería sólo cuestión de aumentar la participación–, es posible abaratar el combustible final.

“Analizamos la viabilidad económica porque este es un punto importante. Sabemos lo que pasa cuando alguien intenta subir demasiado el precio de la gasolina. Pronto todos estarán insatisfechos. [En nuestro análisis, el combustible] es un 10% más barato”.

Aún según Souza, incluso naciones del Sudeste Asiático, cercanas a China y, por tanto, con acceso a vehículos eléctricos, están mirando a los biocombustibles de primera generación como una alternativa inmediata.

Fuente: ejes