La sorpresiva salida de la empresa malaya Petronas del proyecto para construir una planta de licuefacción de gas natural, a un costo de US$ 10.000 millones, empujó a YPF a buscar socios alternativos.
La petrolera estatal malaya Petronas, cerca de bajarse de la principal inversión con la que sueña Milei
La petrolera estatal malaya Petronas, cerca de bajarse de la principal inversión con la que sueña Milei La petrolera estatal argentina golpeó las puertas de dos productores con décadas de experiencia en el mercado local, Shell, de Reino Unido, y TotalEnergies, de Francia, pero ésta habría llegado a la misma conclusión que la gigante de Malasia: el proyecto bandera de YPF enfrenta costos que la desfavorecen en un mercado global complejo, demandante de grandes volúmenes de inversión.
Total Energies, una de las tres principales productoras de gas en Argentina y la tercera de gas natural licuado (GNL) en el mundo, siguió con atención, pero a distancia, las tratativas entre YPF y Petronas, desarrolladas durante una década. Incluso antes de que el rumor del desestimiento de Petronas se hiciera público, en septiembre pasado, TotalEnergies estudió pormenores del plan con más detenimiento, pero el resultado habría sido negativo, porque el proyecto que lidera YPF demandaría más costos logísticos y financieros que otros en Australia, Estados Unidos o Qatar, indicaron este miércoles fuentes de la industria de gas y petróleo citadas por la agencia estadounidense especializada en finanzas REDD Intelligence.
En septiembre de 2022, bajo el Gobierno de Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner, YPF y Petronas firmaron un memorándum para analizar la construcción del puerto de GNL. Se trataría de una de las mayores inversiones de la historia argentina, de unos US$ 10.000 millones, que se extenderían a US$ 30.000 millones si se considera el costo de extracción del gas en Vaca Muerta a lo largo de los años. La exportación a gran escala resolvería en buena medida la crónica escasez de dólares de la economía argentina, lo que motivó gran difusión del memorándum por parte del Ejecutivo peronista.
Los dos últimos años del Gobierno de Fernández y Kirchner se perdieron entre las internas en el área de Energía y la negociación con Petronas, YPF y otros actores locales (Tecpetrol, Pan American Energy, Pampa Energía, Vista y Pluspetrol) e internacionales para crear un marco de inversiones en Vaca Muerta. El proyecto, consensuado con la industria y los gobernadores patagónicos, fue enviado al Congreso por Sergio Massa, pero quedó atascado en el Senado que comandaba Cristina.
La llegada de Javier Milei a la presidencia y de Horacio Marín a la jefatura de YPF disparó una controversia sobre la localización de la planta. El mandatario ultraderechista irrumpió con acusaciones de “expropiador serial” y “comunista” contra Axel Kicillof, y anunció que las instalaciones se ubicarían en Punta Colorada, sobre la costa de Río Negro, en lugar de Bahía Blanca, provincia de Buenos Aires.
Con un pasado de 35 años en Tecpetrol, la petrolera de Techint, Marín explicó que, si bien Punta Colorada carece de la infraestructura de Bahía Blanca, la topografía rionegrina ofrece beneficios para la operación de buques de gran calado, y queda más cerca de Vaca Muerta, por lo que se requieren menos kilómetros de gasoductos.
Milei y Marín adoptaron una estrategia agresiva y asociaron la factibilidad de la planta de GNL a la sanción del régimen para grandes inversiones (RIGI), que fue incluido en la ley Bases. Ese marco, aprobado en el Congreso con apoyo de las provincias patagónicas y mineras, estipuló beneficios impositivos extraordinarios y acceso libre al dólar oficial, que fueron más allá de lo que habían solicitado Petronas y el resto de las empresas que negociaron con Massa. El gobernador de Río Negro, Alberto Weretilneck, se allanó al RIGI de Milei y Marín, y fue premiado con el anuncio de que la planta de GNL se instalaría en Punta Colorada.
La decisión de Petronas, filtrada a las pocas semanas —y todavía no oficilizada—, provocó cautela en quienes prenunciaban una nueva era para la industria de gas y para la economía argentina, que Milei se atribuía a su gestión y al RIGI.
Los grandes productores de GNL no son muchos. Entre ellos, se cuentan Qatar Energy, Cheniere Energy (EE.UU.), Shell, Petronas, TotalEnergies, Exxon y Sonatrach (Argelia). Petronas se bajó, Exxon se está yendo del país, otros actores están muy enfocados en regiones específicas, por lo que Shell y TotalEnergies, con presencia en todas las latitudes y know how sobre Argentina, fueron contrapartes probables.
TotalEnergies estima que el precio internacional del GNL se estabilizará hasta 2027 y comenzará a descender en 2028. Si todo sale bien, la planta que proyecta YPF comenzaría a exportar a gran escala en 2031
Tres razones Los argumentos de TotalEnergies para declinar su participación en el proyecto de YPF no habrían tenido que ver con controversias políticas argentinas, sino con costos logísticos, informó REDD. Las conclusiones de la empresa francesa serían similares a las de Petronas: la distancia entre Vaca Muerta, cerca de los Andes, hasta un puerto sobre el Atlántico agrega un costo de transporte que hoy representa 33% más sobre la inversión necesaria para extraer el gas del subsuelo.
Sobre ello, se suma el costo argentino de financiación, que tendría un peso incluso si las condiciones de riesgo país se reducen drásticamente. Los principales exportadores de GNL son Estados Unidos, Australia y Qatar, plazas que acceden a préstamos para grandes inversiones a las menores tasas del mercado.
En tercer lugar, la latitud y longitud en que se encuentra Argentina, lejos de potenciales clientes en Europa, China, India y Japón. Sobre esto, hay miradas divergentes, porque si bien Argentina queda lejos de los grandes compradores, no presenta amenazas bélicas ni geopolíticas en su territorio, ni debe atravesar estrechos en los problemáticos mares Mediterráneo y Arábigo, como sostiene el director del Instituto Mosconi de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires, Juan José Carbajales.
Competencia interna y externa El problema central para atraer a uno de los grandes jugadores del GNL a las costas de Río Negro es que ya están operando en mercados que exportan y que pueden escalar la producción con menos inversión.
Además, TotalEnergies estima que el precio global del GNL se estabilizará hasta 2027 y comenzará a descender en 2028, informó REDD. En las proyecciones más optimistas, la exportación de YPF comenzaría en 2029, y alcanzaría la escala que estima Marín —120 millones de metros cúbicos diarios, decenas de miles de dólares por año—, en 2031. El riesgo de una baja pronunciada del precio internacional tornaría al proyecto argentino en inviable.
Otro factor clave que tienen en cuenta los inversores globales es que el GNL argentino no sólo compite con el de Qatar o Estados Unidos, sino con el gas natural exportable por caños a Chile, Bolivia, Uruguay y, sobre todo, Brasil. Aunque el volumen sería menor, esa vía está más a mano y requiere menos inversión que la planta pensada para gas transformado en líquido.
Sin un socio internacional de peso y sin que se haya hecho público un probable comprador de grandes volúmenes, con un contrato fijo de dos décadas, el proyecto de exportar GNL, aunque sólido por la extraordinaria performance de Vaca Muerta, entró en zona de incertidumbre.
YPF y Pan American Energy —comandada por la familia Bulgheroni— aparecen ahora como los principales impulsores del plan, en relativa soledad. Sus ejecutivos dejan saber que ven factible el desarrollo de una planta de US$ 10.000 millones sólo gestionada por productores argentinos.
Pan American Energy, Pampa Energía y Tecpetrol comenzaron a acelerar definiciones sobre la exportación de GNL a través de barcos licuefactores, lo que implica un negocio de mucha menor escala que la planta con la que sueña YPF.
Fuente: El Diario